sábado, 16 de julio de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 7

por Virgilio Crook

Lección Siete - Verso Dos

“En lugares de delicados pastos me hará descansar”

Continuamos con los requisitos para que la oveja pueda descansar totalmente.  Ya hemos considerado los dos primeros, libres de temor y sin hambre.  Ahora seguimos con el tercero, “sin contención.”  Hay un orden de autoridad entre todos los animales.  Entre las gallinas se llama “el orden de picotear,” entre las vacas se llama “orden de acornear,” y entre las ovejas se llama “orden de topar.”  Entre las ovejas hay siempre una rivalidad de supremacía para ver quien será la principal.  Generalmente aquella más fuerte y astuta es la que sabe manejar a las otras.  Procura controlar a todas las otras por ponerlas bajo temor de sí misma.  Generalmente es la más antigua, arrogante, y astuta del rebaño.  Mantiene su lugar de prestigio por topar a las ovejas más jóvenes y echarlas de los lugares de mejores pastos.  Todo el mundo tiene que obedecerla y hacer como ella quiere.  Esto, por supuesto, produce inquietud y aún más contención entre las ovejas, y ninguna, al fin y al cabo, puede descansar bien.  
Por supuesto, pasa lo mismo entre los seres humanos, cada uno procurando ser el mayor o el más respetado entre todos.  Jesús habló de este problema a sus discípulos en Mateo 20.25 al 28; “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.  Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir.”  Dios habló a Israel sobre este tema por medio del profeta Ezequiel: “Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.  Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca, por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.”  Ezequiel 34.16, 20, 21  Esto es un cuadro del pueblo de Dios aún hoy día, pues hay muchos que supuestamente están defendiendo “la verdad,” pero son contenciosos no más, procurando mantener su supremacía sobre la grey del Señor y sólo causa más contención entre los hermanos.  Son orgullosos y por su mucho capricho, sólo hace más grande la brecha.  El apóstol Pablo nos da suficiente advertencia sobre el tema.  “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros...No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”  Gálatas 5.15, 26  ¡Qué palabras aptas para nosotros hoy día cuando hay tanta tensión entre el pueblo de Dios.  Muchos creyentes son como Pedro cuando él se preocupó por Juan. “Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús...Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?  Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.”  Juan 21.20 al 22
El mejor remedio para este problema entre las ovejas es simplemente la presencia del pastor entre ellas.  Cuando él está entre ellas, le miran y se preocupan de él, antes que la una de la otra.  Así mismo es entre la grey del Señor.  Debemos quitar nuestros ojos el uno del otro y fijarlos en el Señor.  Muchos que pretenden defender “la verdad” están simplemente defendiendo a un hombre y su enseñanza particular, no más.  El Señor y su causa están dejados de lado y aún por el suelo a veces, mientras los hombres van juntando discípulos para sí y prohibiendo a sus seguidores aún hablar con los que no son de su “grupo.”  ¡Qué triste condición!  Una vez más es nuestro apóstol quien nos da el remedio, y es lo mismo como el de las ovejas.  “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.”  Hebreos 12:2  Necesitamos mirarle más a ÉL y menos al hombre, quienquiera que sea.  Lo siguiente es buen consejo para los pastores de iglesias locales.  “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.”  1ª Pedro 5:2, 3
El último requisito para que las ovejas puedan descansar bien es de estar libres de parásitos e insectos.  La molestia más grande para la oveja es las varias clases de moscas que se producen en el verano.  La mosca pone su huevo en la parte húmeda, negra de la nariz de la oveja.  En corto tiempo la larva sale del cascarón y entra en el canal nasal de la oveja.  Va subiendo por ese canal y si no se aplica algún remedio, en poco tiempo llega hasta el cerebro del animal.  Todo ese movimiento produce irritación para la oveja.  Para librarse de esta irritación la oveja corre de un lugar a otro y en casos muy severos golpea su cabeza contra un árbol o una roca y puede hasta matarse por causa de una pequeña irritación.  Si la larva llega al cerebro esto también le matará.  Otra vez el bienestar de la oveja depende del pastor.  El pastor aplica un remedio casero, hecho en parte de aceite, a la nariz de la oveja.  Las moscas no pondrán sus huevos en el aceite, así librándolas de este problema.
Otro problema son los parásitos.  Estos vienen mayormente del agua que el animal toma.  La oveja tomará de cualquier agua sea sucia o limpia, y por supuesto, agua sucia está llena de huevos de parásitos que maduran en el estómago del animal.  Estos también producen irritaciones y pueden matar a la oveja eventualmente.  Los parásitos ponen nerviosas a las ovejas y como consecuencia no pueden descansar.  El pastor tiene que tomar mucho cuidado y tiempo para asegurar que el agua que la oveja toma es lo más limpia posible.  No es que se nota el efecto en seguida después de tomar el agua sucia, pues, lleva tiempo antes que el efecto del parásito sea notable.  Esto hace más difícil el trabajo del pastor, tiene que estar alerta en todo momento.
Todo esto tiene su aplicación y lección espiritual para nosotros, las ovejas del Gran Pastor, Jesucristo.  Las moscas representan las pequeñas cosas de la vida que son una irritación y se juntan para quitarnos el gozo, la paz y el reposo que son nuestros en Cristo Jesús.  Hay tantas cosas, una palabra, un mal entendimiento, contra tiempos, cosas verdaderamente pequeñas, pero a veces nos hacen golpear nuestra cabeza contra la pared.  El aceite es el remedio.  El aceite es tipo del Espíritu Santo.  A la medida que permitimos al Espíritu controlar nuestras vidas, así él nos ayuda a soportar esas cosas pequeñas y llegamos a ser vencedores totales aún en las cosas pequeñas de la vida.  (Cantares 2.15)  El Espíritu Santo es nuestro consolador que nos consuela aún en las cosas pequeñas de la vida.  Muchos creyentes han sido vencidos por cosas insignificantes porque no confiaron en el Gran Consolador.

El agua sucia nos habla de las cosas sucias y no provechosas de este mundo.  El ser humano tiene la tendencia de decir “¿Qué hay de malo en eso o en aquello?  No es gran cosa, no es una cosa muy terrible.”  Bien puede ser que sea así, pero para el hijo de Dios hay muchas cosas en este mundo que le pueden contaminar.  (Eclesiastés 8.11)   Por no recibir un juicio inmediato cree que todo está bien, pero tal como en el caso de los parásitos, así es en lo espiritual.  Lleva tiempo, pero tarde o temprano, el efecto de una vida vivida para la carne traerá sus resultados.  ¿Cuántas veces el creyente participa de cosas de este mundo y a veces muchos años después recién se ven los resultados.  Nuestro Buen Pastor ha preparado tanta agua limpia, dulce y refrescante, ¿por qué queremos tomar del agua sucia que el mundo ofrece?  Tenemos las inescrutables riquezas de Cristo que satisfacen ahora y lo harán para toda la eternidad.  Jesús ofreció agua que satisface del cual el que toma no tendrá sed jamás.  (Juan 4.13, 14)

Lecciones Sobre Daniel

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 7

por David Franklin

Lección Siete - Capítulos 3.28 al 4.31

Aún después que Sadrac, Mesac, y Abed-nego fueron protegidos y librados del fuego, Nabucodonosor no estaba dispuesto a rendirse a Dios.  Dios había cambiado “el edicto del rey;” y eso él confesó.  El aún prohibió a sus súbditos hablar contra el Dios de Sadrac, Mesac, y Abed-nego.  Mientras él declaró que ningún  otro Dios podía librar como “el Dios de ellos,” su amenaza de muerte a aquellos que desobedecieron parece ser una oferta para proteger a Dios, más bien que una confesión de fe.  El aún vio ambos, a Dios y a sí mismo, sólo a la luz de su propia pequeña grandeza.  El ejerció su autoridad para ascender a Sadrac, Mesac, y Abed-nego en la provincia de Babilonia, pero no se dio cuenta que él dependía de Dios para su propio lugar mucho más que los tres dependían de él para lo suyo.  Dios humilla esa clase de orgullo.
El capítulo cuatro nos da la proclamación de Nabucodonosor, detallando públicamente su humillación final ante Dios.  El era lo mejor que puede haber en cuanto a gobierno gentil, sin embargo, él tenía que ser despojado de todo jirón de autoridad y razón antes de que él se sometiera a Dios.  De igual manera, Dios finalmente llevará a un remanente de las naciones gentiles a doblar la rodilla ante él.  Vea Isaías 2.11 al 19.  El verso once dice: “La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.”  
El relato aquí se trata de otro sueño profético.  Por ser lento en aprender cosas espirituales, y poseyendo el orgullo ilógico de un verdadero babilonio, Nabucodonosor comenzó su búsqueda del significado del mensaje de Dios por llamar a los sabios, así llamados, de Babilonia.  ¡Qué confianza la gente mantiene en la educación y los títulos que son humanamente aprobados, aun después de ver la futilidad de sus afirmaciones!  Los sabios de Babilonia no pudieron, o no quisieron, interpretar el sueño para él.  “Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.”  Proverbios 27.6  Si ellos intentaron adivinar el significado del sueño o no, los magos, astrólogos, y sabios no hicieron saber la interpretación a Nabucodonosor.  A los hombres de Satanás, es difícil profetizar otra cosa, sino palabras engañosas y lisonjeras.  Compare con Isaías 30.10, 11.  Por fin Daniel fue traído, y Nabucodonosor le contó el sueño.
Lea los versos trece y diecisiete; los dos versos refieren a santos y vigilantes.  El término “santos” puede referirse a Dios mismo, a los santos (todos los salvos), o a los ángeles; del contexto, creemos que habla de los ángeles.  Un vigilante es uno que observa.  Los ángeles hacen más que mirar pasivos a los eventos de la raza humana.  En Hebreos 1.14, están llamados “…espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”  Muchas veces, en el Antiguo y el Nuevo Testamento, intervinieron a favor de los salvos.  Antes de la conquista de Jericó, Josué vio a un ángel quien fue el capitán del ejército de Jehová; un ángel mató a 185.000 del ejército de Asiria que estaba sitiando Jerusalén; un ángel sacó a Pedro de una celda de prisión en medio de la noche.  Dios ha puesto a estos santos como vigilantes en el sentido de guardas, para observar al hombre y para obedecer a Dios cuando sean llamados para intervenir en los asuntos humanos.  
Las cosas predichas en el sueño no pudieron ocurrir como parte del curso natural de eventos, sino fueron “por decreto de los vigilantes.”  En el verso veinticuatro, Daniel dijo que el sueño fue “a sentencia del Altísimo.”  Sea hombre o sean ángeles, todos los que participan de la santidad de Dios y actúan según aquella santidad, participan de la autoridad de Dios.  ¿Se recuerda cómo fue dada la ley de Moisés?  Fue por los ángeles. (Hebreos 2.2)  La ley trató con cada aspecto de la vida judía, tenía poder para condenar a los hombres a muerte.  Aquella palabra dicha por ángeles fue firme y de grande autoridad.  Los hombres que no reconocen la autoridad de Dios, tampoco la reconocerán de los que la comparten.  Por lo general, no hacen caso de instrucción ni advertencia dada por tal autoridad.  Nabucodonosor, hinchado por el orgullo babilonio, hizo poco caso al decreto de los vigilantes y a la exhortación de Daniel.  
Hay una frase corta en el verso diecisiete que muchos pierden.  Tocante al gobierno de Dios sobre “el reino de los hombres,”  el santo en el sueño de Nabucodonosor dijo; (él) constituye sobre él al más bajo de los hombres.”  No hay nada en la historia ni en las Escrituras que indica que eso haya cambiado.  Cuando las prácticas de los hombres en gobierno son traídas a luz, la única razón para sorpresa es el susto y alarma morales que se producen en algunos del pueblo de Dios.  El nos advirtió que será así.  El lo hace pasar así.  El reina.
Después que él escuchó este sueño, Daniel “quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban.”  (verso 19)  La palabra traducida “atónito” significa “aturdido o pasmado”  Daniel no tomó placer en desarrollar un mensaje de juicio al rey.  Aunque Nabucodonosor había destruido Jerusalén y le había llevado cautivo, dándole las noticias de angustia inminente afligió a Daniel.  Esto, aún más que su solicitud a obedecer a Dios y hablar, nos muestra cuan completamente Daniel estaba de acuerdo con su Dios.
El Señor no quiere que nos apuremos con gozo para hacer corrección y juicio.  Cuando Santiago y Juan querían llamar fuego del cielo sobre los rechazadores, Jesús dijo: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois.”  Lucas 9.55   A los burladores de los últimos días y a aquellos judíos que creerán en Cristo, pero dudarán porque él no apura el juicio para librarlos, Pedro escribió; “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”  2ª Pedro 3.9  Sí, viene un día cuando el juicio debe caer, y en aquella hora los redimidos se regocijarán en la santidad de Dios; hasta entonces, juicio sobre los impíos es una cosa triste y angustiadora a aquellos quienes son de la misma mente con Cristo.
De tiempo en tiempo, la Escritura compara a los hombres a árboles, para representar el carácter espiritual de individuos o grupos.  Los fieles de Dios son llamados; “árboles plantados junto a corrientes de aguas,” Salmo 1.3, y vistos como floreciendo como la palmera, y creciendo como cedro en el Líbano; Salmo 92.12.  Israel está vista como la higuera repetidamente. (Lucas 13.6 al 9; Mateo 21.18 al 21; 24.32 al 34)  El tamaño grande y la fuerza grande del árbol hablan del tamaño y fuerza del reino de Nabucodonosor.  ¿Fue esa grandeza una garantía de su prosperidad continuada?  “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.”  Mateo 3:10
Las aves refugiadas en las ramas hablan de cosas malas espiritualmente.  Al predecir el curso de la edad de la Iglesia, Jesús lo comparó al plantío de un grano de mostaza (Lucas 17.6), lo cual crecería a ser un árbol grande, en el cual las aves del aire albergarían.  (Mateo 13.31, 32)  Satanás es el “príncipe de la potestad del aire.”  Efesios 2.2  En el mismo capítulo de Mateo, Jesús habló del reino de Dios como harina, en la cual está escondida la levadura y permitida a obrar; la levadura es cuadro del pecado y la falsa doctrina, que produce hinchazón sin crecimiento en sustancia.  También, lo comparó a una gran pesca, algunos buenos, otros malos.  Finalmente, hablando del terrible fin de la cristiandad (lo que constituye la parte de la iglesia exteriormente sólo en nombre,) Apocalipsis 18.2 dice: “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.”
Todo esto fue prefigurado por el reino de Nabucodonosor.  El bien espiritual fue disponible dentro de los confines de su reino, pero la idolatría y doctrinas de demonios fueron permitidas florecer.  El sabía que sólo los hombres fieles de Dios fueron de confianza para el desarrollo de la verdad, pero él continuó en apoyar a, y confiar en los falsos hombres engañosos.  El tuvo conocimiento de Dios, pero no le recibió como su propio Señor.  Dios le estableció para grandeza terrenal, pero no tenía aspiraciones celestiales.  Vemos este cuadro profético cumpliéndose parcialmente hoy día en el mundo de la iglesia visible.
Daniel dijo a Nabucodonosor, “Ellos, (los santos), de entre los hombres te arrojarán.”  El término de su exilio iba a ser “siete veces,” eso es, siete años.  Ese período de castigo duraría “hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.”  La sentencia era segura, pero fue templada por el propósito bondadoso de Dios.   Cuando ese propósito fuese cumplido, su reino le sería restaurado.  (versos 25, 26)  A pesar de ese decreto santo, Dios ofreció un aplazamiento de su ejecución.  Tal como Nínive había arrepentido, retardando por muchos años el juicio divino de aquella ciudad (Jonás 3.10;  Nahum 3.7),  así también a Nabucodonosor fue ofrecida una oportunidad para dejar sus pecados para prolongar el tiempo de su tranquilidad. (verso 27)  Si él hizo algunos cambios, no fueron cambios de corazón; la sentencia sobre él fue ejecutada sólo seis meses más tarde.
Al fin del tiempo de este período de gracia, Nabucodonosor  miró sobre la gran ciudad de Babilonia e hizo su jactancia.  “Habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?”  (verso 30)  ¡Qué jactancia lastimosa!  No tomó el tiempo para aprender las profecías concerniente a la ciudad de la cual él fue tan orgulloso.  “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios.”  Isaías 13.19  Cuán triste es cuando uno está hinchado porque Dios le ha dado un lugar de importancia.  Cualquier gloria terrenal que Dios da al hombre puede ser revocada si se rehusa glorificarle a él.
Cuando los discípulos de Jesús fueron impresionados con la gloria del templo judío, él dijo: “¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.”  Marcos 13.2  La incredulidad judía fue la causa por la cual la gloria del Señor cesó en aquel lugar.  Pablo dijo: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.”  Romanos 11.21  Dios ordenó que Nabucodonosor encabezara un gobierno.  Dios ordenó que los judíos construyeran un templo y le adoraran allí.  Dios ordenó que aquellos que nombran el nombre de Jesús sean sus testigos y el objeto de su bendición.  La incredulidad y orgullo trajeron juicio sobre los primeros dos; así también una Babilonia “Cristiana” que rechaza a Cristo será juzgada.

¡Cuán rápidamente vino el juicio, “Aún estaba la palabra en la boca del rey.”  1ª Tesalonicenses 5.3 cuenta lo que pasará en un tiempo venidero, cuando los hombres se jactarán de que han construido una estructura de paz y seguridad en la cual pueden exaltarse a sí mismos; “entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina.”  Aunque él es paciente, el juicio de nuestro Señor es rápido y seguro en su venida.

Saludos

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 7


por Carson Richards

Los hombres se saludan, uno a otro, y generalmente se lo reciben con placer.  Sin embargo, es cosa más grande ser saludado por el Dios grande, el Creador y Redentor del hombre.  Salmo 113. 5, 6 dice, “¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra?”  Proverbios 8.4 expresa esta verdad; “Oh hombres, a vosotros clamo;  y dirijo mi voz a los hijos de los hombres.”  Es una cosa asombrosa, pensar que un ser superior llamaría o mandaría saludos a una criatura inferior.  En este mundo, el menor tiene que buscar al mayor; ya sea para conseguir un puesto de empleo, un favor, una ayuda, o cualquier cosa. 
El apóstol Pablo en sus epístolas, mandó saludos a la gente de la Iglesia.  Tal vez, pensamos que estos son saludos de hombre a hombre.  No es así, porque alcanza más profundidad.  Los escritos del apóstol son las palabras de Dios.  Entonces, el mismo Dios manda saludos a su gente.
Ahora, vamos a considerar unos saludos especiales relacionados al tema.  Como es evidente, nos dirigimos al pueblo español, o por lo menos, que hablan el lenguaje español.  ¿Por qué pensamos así acerca del saludo a esta gente?  En Romanos capítulo 15.24 leemos; “Cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros.”  Los Romanos eran los gobernadores del mundo conocido en aquellos tiempos, y los creyentes en Cristo tenían la responsabilidad de ayudar la obra del Evangelio predicado por el apóstol Pablo.  En aquel tiempo, se nota que era la voluntad de Dios mandar saludos a los españoles y él tuvo interés especial por ellos.  España era una frontera en la parte del mundo en donde Dios estaba mandando su Palabra y sus saludos.
Sin embargo, sabemos que Pablo no llegó a España en aquel tiempo; pues sufrió prisión en Roma.  Parece que el propósito de Dios fue impedido.  A veces hay tal impresión, pero nada puede vencer a nuestro Dios.  La tradición es que Pablo fue librado y después llegó a España.  A lo mejor fue así.  
Entonces, ¿Qué significan estas cosas para nosotros, y qué tienen que ver con el tema, “saludos de dios.”  Quiere decir que Dios, en este siglo actual, ha arrojado sus rayos de salutación al pueblo de habla español.  Dios ama a todo el mundo, es verdad.  Se lo ha probado al mandar a su Hijo a morir por este mundo en la cruz del Calvario.  Es verdad también que él se mueve con énfasis especial sobre alguna gente en particular.  Esto se hace en tiempos determinados por él.  Los que son sabios, entre esa gente que recibe este favor, aceptan la atención de Dios.  No les conviene ignorar los saludos divinos.  Dios está mandando sus saludos a ustedes, los de habla español, en estos días.  Leemos en 1ª Timoteo 2.4 de su propósito doble a todos los hombres!  “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”  
Por lo tanto, a este pueblo numeroso y grande, él ofrece su bendición del evangelio, y se incluye en las palabras ya citadas arriba.  En medio de todas las comunicaciones que existen entre los hombres, él da las de salvación eterna y el aumento del conocimiento de la verdad.  Esto conduce a riquezas que no se puede imaginar.  
Acuérdese, una salutación significa favor, amistad, amor y muchas veces, como en este caso, una puerta abierta para entendimiento.  ¿Cuánto tiempo durarán estos saludos?  No podemos saber esto.  Para aquellos que los reciben, permanecerán hasta que venga Jesús, y tal tiempo puede ser corto.
Vamos a considerar plenamente a los que reciben saludos.  Primeramente, consideraremos a los que reciben favor.  Notamos que las salutaciones por esta razón son muy numerosas.  Si otros nos ven con favor, nos mandan muchos saludos de amistad.  Alguna gente de fama recibe saludos de los que puedan acercarse para hablar con ellos.  Otros tienen buen estima entre cierto grupo.  Estos reciben la atención de los miembros de aquel grupo, ya sea una iglesia, un club, un partido político, o un equipo atlético.  ¿Cómo manda Dios sus saludos?  Por supuesto, él lo hace muy diferente.  Romanos 5.8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”  El murió por nosotros, “siendo aún pecadores.”  El nos llama por su evangelio.  Esto es un amor grande.  
Después, hay los que son amigos, y así se saludan con amistad.  En nuestro contacto con este mundo, ellos no nos hacen caso generalmente.  A veces, nos conocen y no nos buscan.  Por eso, no hablan con nosotros.  A veces, no nos conocen, y por esta razón, no nos saludan.  Siempre hay una sospecha acerca de gente extraña.  En Romanos 5.10 leemos; “Porque si siendo enemigo, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”  Así, como ya hemos escrito, Dios manda una palabra a sus enemigos por medio de este evangelio de gracia.
Entonces inferimos que hay otros motivos para atraer la atención de Dios hacia nosotros. Este motivo es amor.  El tiene esta actitud hacia el hombre desde la llamada para salvación, hasta la profundidad de la oferta del evangelio.  En el capítulo 16 de Romanos hay saludos especiales a 26 creyentes por nombre y a otros que no son nombrados.  Fueron especiales porque tenían gran amor por el Señor, y él tuvo amor particular para con ellos.  Sabemos que hay una salutación con más profundidad de parte de aquellos que nos aman; así es con Dios.

Entonces, vemos que Dios incluye a cualquier persona en Sus saludos, sea pecador o creyente maduro.  Solamente aquellos que ya han rechazado a Cristo permanentemente no reciben saludos de Dios.  Sin duda, los editores de esta revista, y él que está escribiendo este artículo, siendo creyentes en Dios y su evangelio, les saludan a ustedes.  ¡Este saludo es en el nombre de nuestro Señor, y recalcamos el hecho de que él lo hace también!