jueves, 31 de enero de 2013

La Palmera

El árbol de Dios

El justo florecerá como la palmera.” Salmo 92:12


Durante los 21 años que he vivido en las zonas tropicales, he visto las palmeras ministrando sus sermones silenciosos en su hermosura y encanto de paisaje, como también supliendo muchas necesidades diarias. Toda parte del árbol es útil, para materiales de construcción, para frutas y comida, dando además aceites para muchos usos y las hojas siempre verdes se prestan para hacer pantallas, canastos, sillas y en casos extremos, cuando son tiernas para forrajes de animales. 

Luego, de las cáscaras se hacen fibras, piolas y escobas, etc,. En todo, la palmera da centenares de productos. La raíz se profundiza debajo de las arenas o la capa dura de la tierra alcanzando las corrientes de aguas del subsuelo y también las hojas absorben los rocíos y la humedad del aire.

viernes, 25 de enero de 2013

Amor Sabio

por Laura Galeano

Génesis capítulos 42 al 45


Al leer la historia de José y sus hermanos, uno no puede dejar de admirar la capacidad que tuvo José de poder contener sus lágrimas. En varias ocasiones tuvo que salir de la presencia de sus hermanos y llorar y luego volver a entrar, lavado su rostro. (Génesis 43:30-31) En cada paso que daba vemos no tan solamente un amor indiscutible por sus hermanos y el fruto de la gracia de Dios a través de él, sino también un amor sabio; ese amor que conmueve sus entrañas a punto de estallar a veces, pero que a la vez respeta el tiempo de Dios; la voluntad de Dios agradable y perfecta. Esto es lo que, como hijos de Dios, también debemos aprender a respetar.

Aunque José estuvo ansioso de abrazar a sus hermanos, en primer lugar, sabía que lo que ellos hicieron con él años atrás (Génesis 37:19 al 36) era pecado delante de Dios. Sus corazones eran sin misericordia y sin temor de Dios, no teniendo consideración aún por su padre anciano.

José entendía que tendría que ver cambios verdaderos en sus hermanos antes de poder llegar a una comunión verdadera con ellos. Aunque le costó lágrimas, comenzó una serie de pruebas para comprobar si sus hermanos habían cambiado. Los trató ásperamente (Génesis 42:30) y los acusó de ser espías, siguiendo una prueba tras otra hasta que por fin escuchar por boca de Judá: (aquel que años antes había dicho: “venid y vendámosle a los ismaelitas,”) “...tu siervo salió por fiador del joven... yo seré culpable ante mi padre para siempre.” Esta confesión llevó a José finalmente a hacerse conocer a sus hermanos; a demostrar su amor; su gracia; su misericordia y su perdón.

Que aprendamos también de estos ejemplos cuando nos sentimos tentados a abrazar a cualquier hermano diciendo: “no importa en qué o cómo anda. Pensemos primero ¿qué me enseña la Palabra con respecto a esto? Deberíamos pensar primero ¿anda mi hermano en la verdad? ¿Busca agradar al Señor en su andar? ¿Está arrepentido por lo que hizo; se pueden ver los frutos de tal arrepentimiento? .

La Palabra es muy clara. En Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Los hermanos de José al principio confesaron su maldad, pero recién cuando José vio en Judá el deseo de no entristecer el corazón de su padre, apartándose de tal pensamiento, alcanzó misericordia, él y todos los suyos.

¡Qué hermoso es ver la Palabra confirmada en nuestras vidas obrando poderosamente cambios verdaderos! Aunque lleve mucho tiempo, vale la pena esperar. José tuvo que esperar este resultado en sus hermanos más de veinte años, pero valió la pena esperar en el tiempo y voluntad de Dios.

viernes, 18 de enero de 2013

Planes - Parte II

En cuanto a los hijos de Dios, ¿no deberíamos, con mayor responsabilidad, permitir que nuestros planes sean examinados delante de Él y por Él mismo? A más de dejarle examinar nuestros proyectos, deberíamos permitirle también examinar los motivos e intenciones de dichos planes. “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Sal. 139:23-24  La actitud de David nos da un buen ejemplo de lo que deberíamos hacer delante del Señor con relación de nuestros pensamientos y propósitos, incluyendo las intenciones y motivos.

Existe en el corazón del hombre (sea creyente en Cristo o inconverso) la tendencia de querer tener el control de todo en la vida, con el gran error de no permitir al Señor tener parte en los planes, pensamientos y motivos. Muchas veces el creyente pide a Dios que bendiga sus proyectos y propósitos, pero no deja que tales propósitos, en su corazón, sean examinados a la luz de la presencia y la Palabra de Dios mismo.

viernes, 11 de enero de 2013

Planes - Parte I


“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá.” Proverbios 19:21

Ignora que su existencia es comparada (a más de la neblina) con la hierba del campo y su gloria, comparada con la flor de la hierba que se marchita y muere. 

“Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae.” 1ª Pedro 1:24 

Penosamente ignora el poco tiempo que posee en su transcurso por esta vida y hace planes tan soberbios, no dando a Dios el lugar que le pertenece en su corazón.

viernes, 4 de enero de 2013

Temor Y Desmayo

El temor y el desmayo son mencionados juntos en varios pasajes de la Biblia como si fueran compañeros, aunque el temor llega primero y dispone el corazón para el desmayo.

Por naturaleza, los seres humanos somos miedosos. Recordemos que por algo somos comparados a las ovejas. El desmayo o desvanecimiento es un estado en el cual la persona no se para por sí misma y necesita ayuda.

Son tantas las cosas y situaciones en la vida que nos hacen temer y nos llevan a desmayar, veamos algunas.

1. Cuando lo que vamos a emprender nos parece demasiado... Deuteronomio 1:21, 28-30. Dios, de antemano dijo: “no temas, ni desmayes” porque El sabe que estas son dificultades propias del ser humano. Sabe que el enemigo, el diablo, exagera las situaciones y las hace parecer imposible e irremediable para así acobardarnos y no emprender lo que Dios quiere. Como padre de mentira siempre pinta agrandada una cosa. Pero hay remedio contra el temor para evitar el desmayo. En la situación de Israel, aquí en Deuteronomio, el remedio era tener en cuenta que Dios va delante y que él pelearía por Su pueblo.

martes, 1 de enero de 2013

La Parábola Del Hijo Pródigo - Parte 4


por Virgilio Crook 

El camino que lleva lejos del Padre

(2) El segundo paso, él dejó el refugio seguro de la casa del Padre.

“No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.” Lucas 15:13

Seguimos con los pasos que llevan lejos de Dios. El primer paso es de ir al país lejano (el dominio de Satanás, o sea, el mundo.) Dios, como el padre del hijo pródigo, dio “todo lo que él tuvo” en abundancia al hombre. En el principio, en el jardín de Edén, no hubo ninguna penuria, ninguna falta, cada necesidad fue suplida abundantemente. A Adán y Eva, no les faltó nada. Como el hijo pródigo, vivieron en el refugio seguro de la presencia de su Creador, en el lugar en que él les puso. Sin embargo, el primer Adán perdió todo. Pero Dios no fue tomado por sorpresa. En el segundo Adán, Jesucristo, cada necesidad del hijo de Dios es encontrada y suplida en la casa del Padre, de nuestro Padre celestial. Viviendo en la presencia de Dios nos da un refugio seguro, donde toda necesidad es suplida. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19

¿Cuántos creyentes que nacieron en casa de creyentes han hecho lo mismo? En vez de agradecer a Dios por haber nacido en el refugio seguro de un hogar cristiano, anhelan andar en el mundo, buscando los placeres pasajeros de esta vida. Han cambiado el refugio seguro del consejo sano de la Palabra de Dios y de sus padres piadosos por las fábulas del mundo perdido.

“...allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.” El hombre lejos de Dios siempre desperdicia. Desperdiciar significa: aventar, dispersarse por todos lados; tirar al viento. El hijo pródigo estaba viviendo perdidamente, que significa: careciendo de refrenamiento moral.

Cuándo el hombre está, a propósito, sin Dios o el hijo de Dios hace la elección de vivir en desobediencia al Padre, siempre hay gran desperdicio. La persona sin Dios está desperdiciando su vida, su tiempo aquí sobre esta tierra y a la vez está desperdiciando la eternidad porque estará sin Dios, eternamente y para siempre. En cuanto al hijo de Dios, aunque su eternidad está augurada en el cielo, está desperdiciando su oportunidad en esta vida de acercarse aún más a su Padre celestial y sufrirá perdida de recompensa en el cielo, su casa eterna.

“Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.” Lucas 15:14 En la presencia de Dios hay siempre abundancia. Afuera o lejos de su presencia, siempre viene un fin a todo aquello en lo cual el hombre confía como sostén y abundancia. Siempre llega el momento en que “todo está gastado.” Con Dios, no hay límites. No hay fin a las provisiones de Dios, pero sin él, siempre hay límites. En el caso del hijo pródigo, hubo un hambre. La idea de la palabra, “hambre” aquí es: falta de lo suficiente; una escasez aguda; una escasez drástica. Así fue la experiencia del pueblo de Dios, Israel, en el Antiguo Testamento. “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” Jeremías 2:13 Es claro, por la Palabra de Dios, que Dios es la fuente de todo, en esta vida y la venidera. 

Si no encontramos nuestro sostén y satisfacción en él, vamos a fabricar otra fuente, como hicieron los israelitas en tiempo de Jeremías. Cualquier fuentes que no sean Dios mismo siempre serán cisternas “rotas que no retienen agua.” Las fuentes humanas siempre nos dejan vacías y sin satisfacción. El peor hambre, por supuesto, es el hambre espiritual.

Hay varios tiempos de hambre mencionados en el Antiguo Testamento. La palabra hambre (un tiempo de escasez) está usada más que 100 veces en el Antiguo Testamento. Vamos a notar algunas de esas ocasiones y ver cómo la gente reaccionaron.

En tiempo de Abraham hubo un hambre grande en la tierra. “Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.” Génesis 12:10 Note la reacción de Abraham al hambre, “descendió Abram a Egipto para morar allá.” En la Biblia, Egipto representa al mundo en su independencia de Dios. Esa es la reacción normal del hombre cuando hay escasez, buscar la solución por medios mundanos, implementados por el hombre sin Dios. El mundo se maneja en esa forma porque no conoce otra. Nosotros, como hijos de Dios, tenemos otro recurso. Aunque Abraham fue hombre de fe, vemos que en ese caso, su fe no reaccionó, sino su naturaleza humana. Abraham debía haber quedado donde estaba, Dios iba a suplir su necesidad.

En tiempo de Isaac hubo otro hambre en la tierra.

“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.” Génesis 26:1 Es notable que Isaac, como su padre Abraham, dejó la tierra que Dios le había dado y se fue a un país ajeno. Isaac se fue a Gerar, tierra de los filisteos. Los filisteos, en la Biblia, representan a los religiosos que tienen apariencia, sin el poder porque no conocen a Dios, aunque hablan de él. Ellos, como el mundo, ofrecen grandes fuentes, pero como antes, son “rotas que no retienen agua.” Ni el mundo, ni las organizaciones religiosas pueden suplir lo que necesitamos para poner fin al hambre de nuestra alma.

Otro caso notable es lo de Noemí en el libro de Rut.

“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos.” Rut 1:1 Una vez más, vemos que salieron de la bendita presencia de Dios para ir a un país sobre el cual Dios puso una maldición. Considerando los significados de los nombres, Belén y Judá, ellos salieron de la casa de pan y alabanza, el lugar del sostén y la victoria de Dios. ¿Cuántos creyentes hacen así hoy día? En tiempo de prueba y dificultad, salen del lugar donde hay abundancia de sostén espiritual, para buscar algo mejor o más llamativo en otro lugar. Noemí perdió su esposo y sus dos hijos en Moab. Sólo por la gracia de Dios, ella salió con su vida y su nuera Rut.

En el caso del hijo pródigo, cuando vino el tiempo del hambre, él había malgastado lo que él trajo de la casa de su padre y no tuvo nada para sostenerse a sí mismo. ¿Cuántos creyentes han tenido la oportunidad de recibir la buena y sana enseñanza del evangelio, pero han desperdiciado su oportunidad, saliendo del refugio seguro de la sana doctrina, buscando algo más llamativo y atractivo? Han buscado un lugar que tiene programa de esto o aquello. Han buscado algo más divertido, más moderno, más aceptable, más ajustado a sus gustos carnales. Habiendo dejado la sana doctrina, no tienen nada que les sostenga cuando vengan las adversidades de la vida. Note el encargo de Pablo a su hijo en la fe, Timoteo. “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” 2a Timothy 4:1 al 4

Doctrinas Esenciales De La Biblia - Parte 13

por Douglas Crook

El Espíritu Santo


Gálatas 5:16
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” 

Terminamos nuestra lección anterior con este verso y comenzamos nuestra lección presente con el mismo verso. En la lección anterior estudiamos la doctrina esencial de las dos naturalezas del creyente y la victoria que es suya para llevar una vida de piedad.

Al aprender a juzgar nuestra naturaleza de carne pecaminosa y al aprender a rendirnos a la nueva naturaleza del Espíritu que recibimos por medio del nacimiento espiritual, comenzamos a vivir vidas libres de las cadenas del dominio del pecado en nuestras vidas diarias.

Lo que Pablo nos escribe: “andad en el Espíritu,” tiene doble sentido. Primero, él habla de rendirnos a la nueva naturaleza, la vida espíritual que recibimos por el nacimiento espiritual. Sin embargo, él también nos señala a la Persona y ministerio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la fuerza y energía de la nueva naturaleza del creyente.

Romanos 8:14  
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” 

La palabra griega que Pablo usa en este verso significa “hijos maduros.” Usted no puede alcanzar su potencial completo en esta vida o en la eternidad, como un hijo de Dios, aparte de una sumisión total al ministerio del
Espíritu Santo en su vida. Si usted no aprende cómo andar en el Espíritu, usted será caracterizado por el pecado y la carnalidad y será un cristiano derrotado que no experimenta las bendiciones de alegría, paz y contentamiento que resultan por vivir una vida piadosa. 

Y esto nos lleva a nuestra siguiente doctrina esencial del Evangelio de Jesucristo; recibir el don del Espíritu Santo con la evidencia del milagro de hablar en otras lenguas según el Espíritu le da para hablar. Esta es una experiencia que cada creyente debe buscar después de ser salvo.

Quiero enfatizar la importancia de recibir al Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas desconocidas, pero quiero considerarlo en el contexto de toda la enseñanza de la Escritura acerca del Espíritu Santo. Voy a dar varias lecciones sobre la obra y ministerio del Espíritu Santo en la vida del creyente. Esta primera lección servirá como una introducción al tema y nos presentará la actitud apropiada con la cual el creyente debe acercarse a esta doctrina.

El recibir al Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas es un asunto de hambre y sed espirituales. El hambre y sed vienen de adentro, no de afuera, por la influencia o presión de otros.

Mateo 5:6  
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” 

Debe ser una prioridad para el creyente determinar si esta experiencia es la voluntad de Dios para sí o no, según la enseñanza de la Biblia. Si es la voluntad de Dios, entonces es la justicia. Si es justo para el creyente recibir al Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas, debe buscar la experiencia con todo su corazón.

Hasta que haya este hambre personal e intenso para la voluntad de Dios, es inútil para el pastor u otro hermano decirle que usted debe orar para recibir la plenitud del Espíritu. Si el hambre es verdadero, nadie será capaz de impedirle de aprovechar cada oportunidad para buscar esta experiencia gloriosa.

Entre los evangélicos hay muchas opiniones y enseñanzas sobre este tema. Los fundamentalistas rechazan por completo que haya una experiencia distinta que la salvación que el creyente debe buscar. Muchos hermanos pentecostales enseñan y practican muchas cosas acerca del ministerio del Espíritu Santo que contradicen lo que enseña la Biblia. Los fundamentalistas rechazan el milagro de hablar en otras lenguas porque, para ellos, es demasiado extraño. Me han preguntado varios hermanos fundamentalistas, “¿Para qué sirve hablar en otras lenguas desconocidas?” “¿Por qué requeriría Dios tal cosa?” Lo que yo pregunto es, “debemos rechazar algo que consideremos como fuera de la voluntad de Dios simplemente porque no lo entendemos o porque a nosotros no nos gusta?”

Muchos pentecostales obsesionados por hablar en otras lenguas hasta el punto de que completamente descuidan el propósito verdadero de la voluntad de Dios en recibir al Espíritu Santo. Para muchos, hablar en otras lenguas llega a ser una insignia de espiritualidad, honor y orgullo en vez de ser una sumisión humilde a la voluntad de Dios. Ellos hacen juguetes carnales de los dones espirituales y pierden su poder intencionado.

Ya que existen estos dos extremos peligrosos acerca de esta doctrina, es importante que tomemos cuidado en estudiarla en una manera equilibrada en la luz de las Escrituras. Sin un entendimiento correcto del ministerio del Espíritu Santo y sin una sumisión a Su ministerio, no podemos agradar a Dios en la medida que debemos. Por eso, un estudio del Espíritu Santo es tan esencial si queremos glorificar a Dios y disfrutar la plenitud de Su bendición en nuestra vida.

Dios es Omnipotente. Él puede hacer lo que quiera. Con Dios, nada es imposible. Dios propone algo y nada ni nadie puede impedirle de hacer lo que Él propuso. La Biblia nos enseña que Dios da al creyente en Jesucristo acceso al poder de Dios. Tenemos este acceso al poder de Dios para que podamos hacer la voluntad de Dios. No tenemos poder en nosotros mismos para hacer la voluntad de Dios, por eso, necesitamos acceso al poder de Dios. Aunque cada creyente tienen acceso al poder de Dios, no todos andan en ese poder. Muchos creyentes siguen viviendo vidas de carnalidad y derroto porque no apropian el poder de Dios que les transformaría para que anden en piedad con todos los beneficios de una vida piadosa.

Cuando se menciona el “poder de Dios,” muchos inmediatamente piensan en las manifestaciones milagrosas, emocionales y espectaculares del poder del Espíritu. Nosotros no debemos negar, ni dejar de esperar tales demostraciones del poder de Dios, pero por lo general, el poder de Dios es manifestado en maneras ordinarias y en cosas cotidianas de la vida del creyente. El resultado final del poder de Dios siempre es de lograr la voluntad de Dios.

La Biblia nos revela que el Espíritu Santo es el Distribuidor del poder de Dios para darnos poder, capacidad y autoridad para beneficiarnos de la voluntad de Dios hecha para nosotros, en nosotros y por nosotros.

El Espíritu Santo es nuestra línea directa al poder de Dios Omnipotente. Si no entendemos el ministerio del Espíritu Santo y si no nos sometemos a Su ministerio, es imposible andar en la voluntad de Dios y disfrutar la plenitud de las bendiciones de su gracia. No podemos tener éxito en agradar a Dios en ninguna parte de nuestra vida sin el ministerio del Espíritu Santo.

Zacarías 4:6-7  
“Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.”

La palabra en el hebreo traducida “ejército” significa “poder militar.” La palabra “fuerza” significa “vigor, fuerza o riqueza humanos.” Nada que el hombre posee, como individuo o como una sociedad, puede llevar a cabo la voluntad de Dios. No podemos beneficiarnos de los propósitos de Dios por la fuerza humana. La voluntad de Dios es llevada a cabo sólo por el ministerio del Espíritu Santo. La Iglesia necesita una revelación de la importancia del poder glorioso de Dios para nosotros, en nosotros y por nosotros el cual se recibe solamente por el ministerio del Espíritu Santo.

¿Cómo comenzamos a aprender a andar en el poder de Dios? Después de la salvación, usted necesita recibir el don del Espíritu Santo.

Hechos 2:38-39

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos
los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” 

Por medio de esta porción de Escritura podemos entender dos cosas. Primero, el don del Espíritu Santo es dado solamente a los salvados. En otras palabras, el incrédulo no puede recibir al Espíritu Santo. Segundo, entendemos que el don del Espíritu Santo es dado para todos los salvados y no solamente para algunos.

Al comparar este pasaje con otros, vamos a ver que el creyente no recibe este don automáticamente por el milagro de la regeneración. La regeneración simplemente nos hace electos para recibir el don. Aceptar a Jesús como su Salvador y recibir al Espíritu Santo son dos cosas diferentes.

Algunos no están cómodos con la idea de dos experiencias separadas. ¿Por qué no daría Dios todo lo que necesitamos de una vez, en una sola experiencia? Sin embargo, tal concepto de dos experiencias separadas no es la única en los propósitos de Dios. La salvación y el bautismo con agua son dos experiencias diferentes. La santificación práctica es una obra que continúa cada día y que nos transforma de gloria en gloria. La madurez espiritual es un proceso continuo. No hay nada extraño ni contradictorio con los propósitos de Dios en la enseñanza que recibir el don del Espíritu Santo es una experiencia distinta que la salvación.

Juan 14:16-17

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”

Es necesario que el creyente reconozca, en una manera muy personal, la persona y la obra del Espíritu Santo en su vida. La evidencia de haber aceptado el don del Espíritu Santo personalmente, es hablar en una lengua desconocida.

Esta experiencia es individual y personal, no corporativa. Dos cosas sucedieron en el día de Pentecostés. (Hechos 2) Primero, el bautismo del cuerpo de Cristo, la Iglesia y fue una vez para siempre. El bautismo de la Iglesia fue corporativo y esa sola experiencia fue suficiente para toda esta edad de la Iglesia. Segundo, las 120 personas recibieron el don del Espíritu Santo individualmente. Cada una recibió su propia experiencia individual. Hubo dos juegos de señales. Un juego de señales nunca fue repetido. No leemos del viento recio junto con las lenguas repartidas, como de fuego apareciendo, en otra ocasión. Fue la evidencia del bautismo de la Iglesia como el cuerpo de Cristo. La otra señal, de los individuos hablando en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen, fue repetida en muchas otras ocasiones.

El don del Espíritu Santo no es el bautismo del Espíritu Santo, aunque sea el mismo Espíritu que bautizó al cuerpo de Cristo en el día de Pentecostés. Son dos aspectos distintos del ministerio del mismo Espíritu Santo.

Hechos 11:16-17

“Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?”

Pedro dice que el mismo Espíritu que bautizó al Cuerpo de Cristo y que fue recibido como un don por los 120 en el día de Pentecostés, es el mismo Espíritu que fue dado como don a aquellos en la casa de Cornelio. El bautismo, la unción, el sello y el don del Espíritu Santo son por el mismo Espíritu Santo, pero describen aspectos diferentes de Su ministerio.

¿Cómo se recibe el don del Espíritu Santo?

Lucas 11:5-13

“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Jesús nunca habló del bautismo con el Espíritu Santo como algo dado a aquellos hijos de Dios que continuamente lo piden. Él simplemente dijo a sus discípulos que iban a ser bautizados con el Espíritu Santo. (Hechos 1:5) Sin embargo, en Lucas 11 Jesús habla del Espíritu Santo como un don dado a aquellos de los hijos de Dios que lo piden persistentemente. Es una experiencia muy personal e individual.

Los fundamentalistas enseñan que el creyente recibe la plenitud del Espíritu Santo al momento que es renacido por fe en Jesús. Si tienen razón, ¿por qué dijo Jesús que los hijos de Dios deben pedir el don del Espíritu Santo de su Padre Celestial? Es cierto que cada hijo de Dios posee una medida del Espíritu Santo al ser renacido, pero no en el sentido o la medida a la cual Jesús se refiere en Lucas.

Lucas 24:49

“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”

Note la urgencia de estas palabras de Jesús. Los discípulos de Jesús ya habían sido usados para hacer muchos milagros. El Espíritu Santo ya reveló a Pedro que Jesús es el Hijo de Dios. (Mateo 16:15 - 17) Sin embargo, Jesús mismo les dijo que no debían hacer otra cosa antes de ser investidos del poder de lo alto. Después de ser salvo, no hay nada más importante que recibir el don del Espíritu Santo.

Entonces, ¿qué debemos hacer para recibirlo? ¡Pedirlo! Es importante venir al Padre y reconocer que usted entiende su necesidad de recibir la plenitud del Espíritu Santo. Debe pedir persistentemente del Padre su porción personal del don del Espíritu Santo. Usted debe tener un hambre intenso para recibir su porción personal.

La experiencia de recibir el don del Espíritu Santo varía mucho de un creyente a otro. Algunos lo reciben inmediatamente después de ser salvo. Otros oran para recibirlo por un periodo de tiempo. Algunos lo reciben en un templo o iglesia, otros en una casa y otros afuera bajo un árbol. Algunos lo reciben orando juntos con otros hermanos, otros están solos cuando lo reciben. Lo importante es saber que Su Padre tiene lo que usted necesita. El sabe la mejor manera para darle el don del Espíritu Santo. ¿Tiene hambre, usted? Pida de su Padre que él le llene con Su Espíritu Santo.


Enero, 2013

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