domingo, 16 de enero de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 1

por Virgilio Crook 

Introducción

Sin duda éste es el salmo más hermoso y conocido por la mayoría, de ahí, el propósito al estudiarlo es para conocer más al Pastor de quien escribió el salmista. Muchos pueden saber de memoria esta porción sin conocer al Pastor en verdad; suena dulce a sus oídos como una nota melodiosa, pero en sus corazones no captan la verdad que encierra cada versículo. El escritor de este salmo fue el rey David, quien por años fue pastor de ovejas, apacentando las pocas ovejas de su padre Isaí en las praderas de Belén. Mientras cuidaba del rebaño, su corazón se deleitaba en Aquél quien cuidaba de él; en Jehová. Le alababa con salmos que el Espíritu Santo le inspiraba a escribir. David, después de probar a Jehová y ser probado por él, habiéndole conocido en muchas circunstancias, compuso el Salmo 23.

De toda la evidencia según la Escritura, parece que fue con muchas experiencias en el camino de Dios, y en su vejez que él escribió: “Jehová es mi pastor.” Es interesante notar la humildad de David, él bien pudo haber dicho de sí: “soy un pastor profesional,” ya que desde su temprana edad se ocupó de las ovejas. (1º Samuel 16. 11)    En ocasiones, andando por montes y valles, se enfrentó con un león, u oso, etc., defendiendo sus ovejas de las garras de estas bestias.    David era bastante bueno como pastor de ovejas, pero, lejos de jactarse de su pericia pastoril, tomó el lugar humilde de una oveja y habló como si fuese una oveja anciana y dijo: “Jehová es mi Pastor.”   El podía haber dicho: “soy león de la tribu de Judá,” pero no se consideró como tal, mas bien como una oveja indefensa que necesitaba cuidado; en su vida él comprobó que su Pastor era más que suficiente.

A través de la Biblia notamos que Dios compara a los seres humanos como ovejas (cerca de quinientas veces compara a los creyentes con ovejas), para mostrarnos lo que somos.  A continuación vamos a enumerar cuatro características de la oveja para entender por cual razón Dios nos compara a ella.

1).  La oveja es un animal indefenso. No tiene cuernos ni garras como otros animales para defenderse de las fieras que la peligran, ni tiene dientes afilados; es totalmente indefensa. Los seres humanos, al igual que la oveja, somos indefensos antes las astutas maniobras de Satanás, nuestro adversario constante.  Por dicha razón, en Efesios 6.10 leemos: “fortaleceos en el Señor y en la potencia de su fortaleza.” Precisamos la fuerza divina para hacer frente al enemigo de nuestra alma, quien toma ventaja sobre la humanidad y lo arrastra sin freno a perdición.  Las almas indefensas van a perdición eterna, sin recurso para desligarse de su astucia; necesitan de un pastor.

2). La oveja es miedosa. Cualquier ruido la espanta. Así también es el ser humano, teme de tantas cosas, si no es de algo en especial, por lo menos del porvenir. Cristo nos libró del miedo, en él tenemos el porvenir asegurado. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado....En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.” Romanos 5.5; 1ª Juan 4.18

3). La oveja es tonta. No conoce el peligro, ni sabe como evitarlo; mas bien, dominada por el miedo, corre y en lugar de huir del peligro, corre y se mete en lo que es para su daño. El hombre es necio, no sabe lo que es para su bien. Leemos en Isaías 53.6 que “todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino,” tal es la tendencia del hombre natural.  A menudo oímos decir: “todas las religiones son buenas, o por lo menos tienen algo de bueno,” pero la palabra de Dios indica que hay un solo camino que lleva al cielo. Jesucristo dijo: Yo soy el camino.”  El hombre, al igual que la oveja, sigue el mismo sendero día tras día, no sabiendo escoger lo que es para su bien; necesita de un pastor. El hombre siguiendo las huellas de sus antepasados, sin tener en cuenta cuán equivocados éstas hayan sido, va hacia el mismo final. Alegan: “mi abuelo hizo así, mi padre también y yo voy a practicar lo mismo.” Es por eso que personas que se criaron en hogares donde tanto el abuelo, como el padre eran alcohólicos, y viendo como terminaron sus vidas, que sus vicios lo destruyeron; sin embargo, escogen seguir sus pisadas copiando sus malos ejemplos y obtienen el mismo miserable fin. Tal es la tendencia del hombre, seguir el mismo hollado camino, de ahí su necesidad de un verdadero guiador.  Los judíos son un ejemplo de lo que es la tradición, ellos se consideraban conocedores de las Sagradas Escrituras y se jactaban de tener profetas, etc.  Decían que Dios habló a Moisés, pero si inquirirnos la fuente de tal afirmación, encontraremos que es la tradición; no tomaron tiempo para investigar por sí mismos las Escrituras antiguas.  El Señor tuvo que decirles: “Escudriñad las escrituras…y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”  Juan 5.39, 40  La tradición no lleva a la salvación porque no conoce al Salvador y no puede enseñar su camino, solamente conduce a una salida, la muerte.  El hombre hace tantas cosas por tradición, cree y afirma supersticiones tradicionales como si fuesen de Dios.  Si los judíos escudriñasen las Escrituras, conocerían a Jesús y creerían en él; pero la tradición no produce fe, sino simplemente creencia.  El pastor está para guiar a las ovejas, éstas deben seguir sus pisadas para gozar de salud y bienestar.

4).  La oveja necesita de un pastor.  Les tres puntos anteriores prueban esta afirmación. Más que cualquier otro animal, la oveja necesita de alguien que la cuide y la guíe. Otros animales como el mulo, la vaca, etc., pueden manejarse solos, no así la oveja. El ser humano no puede andar solo, leemos: “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.”  Jeremías 10.23  Nuestro Creador nos ha hecho de tal forma que no podemos andar independientes de él; no ordenamos nuestros pasos, es Dios quien los gobierna.  “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.”  Salmo 37.23  David reconoció ese hecho y oró a Dios: “ordena mis pasos con tus palabras.” Salmo 119.130  Estamos de acuerdo con Dios y tomamos nuestro lugar como ovejas poniéndonos bajo su cuidado protector.

En la faz de estos pasajes considerados, entendemos la razón por la que el Todopoderoso entrenó a sus instrumentos detrás de las ovejas, siendo éstas semejantes al ser humano en varios aspectos.  Cuidar del rebaño era tarea de los menos guapos en la familia. No era un trabajo codiciable, pero los grandes hombres de Dios fueron entrenados así. A continuación citamos algunos quienes tuvieron su preparación en la tarea pastoril:

Abel. La Escritura dice: “después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.” Génesis 4.2  

El no realizó tantas obras, pero está escrito: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto. aún habla por ella.”  Hebreos 11.4  Le encontramos exhibido en la sala de honor entre los héroes de la fe.

Jacob.  Al igual que el Príncipe de los pastores, Jesucristo, por adquirir mujer fue pastor. (Oseas 12. 12)
Moisés. De Moisés leemos que, “apacentando las ovejas de Jetro, su suegro.. se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza.” Éxodo 3.1, 2 Vamos a notar el corazón de pastor que tuvo Moisés en Números 27.15 al 17: “Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación.  Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.”


David. Podemos suponer que aprendiendo a cuidar del rebaño, aprendió a gobernar a Israel. Saúl, muy por el contrario, andaba buscando asnas cuando fue electo rey y muy pronto fue desechado por Dios del trono israelita. David mostraba en todo momento durante su reinado que tuvo un corazón de pastor.  Recuerde donde estaba la primera vez que se le menciona en las Escrituras: “Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.”  Lea sus palabras en 2º Samuel 24.17, al fin de su reinado, y vemos que mantuvo siempre su corazón de pastor. “Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí y contra la casa de mi padre.”

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 1

• Omnisciencia •

por Douglas L. Crook

(primera parte)

Este estudio es el primero de una serie de lecciones sobre el tema de los atributos de Dios. Dios es único. No hay otro dios, ídolo u hombre que pueda gloriarse de los atributos que la Biblia declara que pertenecen solamente a la Trinidad.  Dios claramente revela su naturaleza a los hombres para que sepamos que él es Dios. Un entendimiento del carácter de Dios es muy importante si vamos a entender los tratos de Dios con el hombre. Dios siempre nos trata conforme a su naturaleza. Este estudio sobre los atributos de Dios - es fundamental.  Al estar bien establecidos en estas verdades, podemos seguir adelante y entender verdades más profundas. Encontraremos que no importa cuál doctrina de la Biblia contemplamos, el carácter de Dios es el fundamento seguro que hace esa doctrina posible y veraz.  Notaremos en la serie cómo estos atributos son de juicio para el incrédulo, pero son atributos de gracia, bendición y descanso para el creyente en Cristo Jesús.

“Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.”  Salmo 147.5  Dios es Omnisciente. Omnisciente quiere decir que Dios conoce y entiende todo.  Su entendimiento no tiene medida. Sabe el pasado, el presente y el futuro. En Job 37.16 él se llama el “Perfecto en sabiduría.”  Esto para nosotros es difícil comprender. Nuestro entendimiento es limitado por nuestra experiencia, educación u observación, pero Dios siempre ha sabido todo.

En esta primera lección vamos a ver la importancia de entender la omnisciencia de Dios para qué podamos entender y creer el plan de redención que el Omnisciente ha preparado para redimir al hombre de su pecado.

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la  fundación del mundo pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.” 1ª Pedro 1.18 al 20 Desde antes de la fundación del mundo, Dios supo que Adán iba a caer en pecado.  No lo creó para caer, pero creando a Adán con la habilidad de escoger por sí mismo, sabia qué escogería la desobediencia.  Ya que Dios sabia que su creación iba a caer, preparó su plan de redención antes que creó la tierra.  Dios sabía que iba a ser necesario que el Hijo de Dios fuese hecho carne y morir por nuestros pecados. Esta verdad es obvia al leer el Antiguo Testamento de la Biblia.  Por medio de tipos, sombras y clara declaraciones, Dios señalaba al hombre la venida de su Hijo a la tierra donde él moriría por los pecados del hombre para rescatarle. Este es el hilo de escarlata de redención que corre desde Génesis hasta Apocalipsis y que une toda la Biblia, probando qué proviene dé una sola mente, la mente del Omnisciente.

“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole: al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.” Hechos 2.22 al 24  Jesús fue predestinado a morir en la cruz como el sacrificio perfecto por nuestros pecados por la presciencia de Dios. Nació para morir. “Para esto he llegado a esta hora.” Juan 12.27  Todo fue anticipado desde antes de la fundación del mundo.  Me alegro qué el pecado de Adán no fue una sorpresa a Dios.  Me regocijo por la salvación perfecta y completa provista por la Trinidad. Descanso en mi redención qué no es basada sobre mi justicia, sino sobre la presciencia de Dios. Lea Romanos 8.29 y 30.  Dios me conoció o sea conoció desde la eternidad pasada cuál seria mi decisión acerca de Jesús. Sabia que yo iba a aceptar a su Hijo como mi Salvador.  Según su presciencia me predestinó o me marcó para ser semejante a su Hijo. Después, me llamó, me justificó y me glorificó.  Todo esto sucedió en la eternidad pasada y fue establecido para siempre.  Cada individuo tiene la habilidad y oportunidad de aceptar o rechazar a Jesús. Dios sabe cuál será su decisión.  Si usted acepta a Jesús, puede estar seguro que Dios ya le ha escogido a usted. (Juan 15.16) y que le ha declarado justificado (sin culpa) y glorificado (en la mente de Dios su lugar en los cielos es un hecho establecido).  Nada ni nadie puede anular o cambiar lo que Dios ha hecho y predeterminado desde la eternidad pasada.

Descanse en la omnisciencia de Dios.  Deje de procurar mantenerse salvo por sus buenas obras. Dios sabe todas las veces que ha fallado y todas las veces que fallará en el futuro, pero igual ha declarado por su fe en su Hijo Jesús que usted es justificado y glorificado. “Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” Hebreos 10. 14  Dios le ve en Cristo. Al entrar en este reposo (Hebreos 4.9 al 13) usted podrá servir al Señor por amor y no por miedo. Podrá ofrecer obras que son verdaderamente buenas y agradables delante de él.

Lecciones Sobre Daniel


El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 1

por David Franklin

Introducción

Al considerar cualquier profecía de la Escritura, debemos mantener en mente el propósito del Espíritu Santo en dar tal profecía.  “Porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Apocalipsis 19.10. Pedro dijo lo siguiente acerca de Jesús: “De Este dan testimonio todos los profetas.” Hechos 10.43 Con estas declaraciones, el propósito especifico de la profecía esta clara: nos habla de Jesús.

El contexto de esta revelación de Jesucristo es la predicción de eventos futuros, un tema que es muy interesante para la mente natural o carnal.  Por esta razón, muchas veces la profecía es enseñada en una manera muy sensacional.  Se les da el primer lugar a los eventos terrenales predichos, en vez de ser usados como un telón de fondo para desplegar la gloria del Señor.  Por este énfasis equivocado, mucho del carácter de Cristo queda solamente revelado a medias ante los ojos del pueblo de Dios. Este no fue el deseo de Dios cuando, por su Espíritu, él dio estas palabras a los hombres.

Entonces, no lea estas lecciones sobre Daniel con una emoción camal por simplemente oír algo nuevo. En vez de eso, busque para ver al Cristo conocido en cada escena. Los eventos profetizados aquí tienen que ser tratados, por supuesto, pero él es el centro de todos los eventos; cansando, permitiendo, usando, y controlando todos ellos.  Ellos muestran el poder, la autoridad, la sabiduría, y los propósitos de él en una manera que sólo la profecía inspirada por el Espíritu puede hacer para el presente. Los eventos profetizados acontecerán, y luego terminarán. Lo que usted aprende de Cristo durara para la eternidad.
A estos pensamientos generales, añadiremos unos pensamientos preliminares tocante al libro de Daniel específicamente.  Los últimos seis capítulos de este libro se trata enteramente de lo que comúnmente pensamos como la profecía, pero los primeros seis son principalmente un registro de eventos que tomaron lugar en el día de Daniel. Sin embargo, los doce capítulos enteros son proféticos.

Muchas veces en el Antiguo Testamento, animales y objetos físicos tomaron significados proféticos como el Espíritu los utilizaba para sus propios propósitos especiales. Los corderos llegaron a ser un cuadro de la sumisión mansa de Cristo en sacrificio. Un barco grande hecho de madera de gofer, construido por Noé, llegó a ser una figura de la protección del juicio que se encuentra en Cristo. Estos y otros tipos del Antiguo Testamento muestran que la profecía no tiene que ser expresada sólo por palabras.

Además, muchas veces, acontecimientos reales en las vidas del pueblo de Dios llegaron a ser profecías. Abraham ofreció a Isaac, y en figura le recibió de entre los muertos. (Hebreos 11.17 al 19) ¡Qué cuadro de la ofrenda y resurrección de Cristo! Ezequiel presentó como un drama muchas de sus profecías como el Señor le dijo que hiciera. En estos casos y otros, ambos; hombre y evento, fueron incorporados en algo que transcendió a los dos: llegaron a ser profecía.

Durante la vida de Daniel, aproximadamente seis cientos años antes de Cristo, Dios trajo un cambio en la situación nacional de Israel, lo cual nunca ha sido alterado en todos los años desde aquel tiempo. Israel dejó de ser una nación independiente, y cayó bajo la dominación de los gentiles. Aún cuando Ciro permitió a los judíos, a aquellos que quisieran regresar a la tierra de la promesa, ellos continuaron a estar bajo la autoridad de reyes gentiles.  Hoy, en el fin de esta edad, Israel esta procurando otra vez alcanzar una posición independiente en el mundo, pero aún ella depende de la ayuda de los amigables gobiernos gentiles para su supervivencia nacional. Lo que tomó lugar en el día de Daniel, entonces, puso en movimiento ciertos poderes y estableció ciertas relaciones, los cuales pueden ser observados en nuestro día.

Daniel llegó a ser un cuadro profético del judío piadoso viviendo bajo el gobierno de los incrédulos y a veces, hostiles gentiles. El no fue simplemente una figura o símbolo de lo que los israelitas piadosos tendrían que afrontar bajo el dominio gentil; él vivía la realidad de ello. Así que, en el comienzo de los tiempos de los gentiles (de los cuales diremos más, mas tarde en estas lecciones), la vida de Daniel servía como una manera para mostrar, por figura profética, la afrenta que Israel pudiera esperar.

Antes de dejar este pensamiento, seria bueno hacer la pregunta: “Quién es el Israel a quien están dirigidas las lecciones de Daniel?” Esta puede parecer una pregunta cuya respuesta es tan simple que preguntando parezca absurdo. No es así. Pablo dijo: “no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos.” Romanos 9.6 al 7
Tenemos que comenzar a contestar nuestra pregunta con el conocimiento que el judío no tiene ningún lugar especial, ni privilegio durante el curso de esta edad.

Algunos se han referido a gente de extracción judía, quienes han recibido a Cristo, como “judíos completados.” Ese término no tiene más validez que “irlandés completado,” o “americano completado.”  La salvación no es un asunto de completar una obra no terminada, ni en el judío ni en el gentil; es un nuevo comienzo. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es.” 2ª Corintios 5.17; “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.” Colosenses 3.11  Así que, durante la edad de la Iglesia, cuando aparece la piedad verdadera, aquel quien solía ser un judío llega a ser muy diferente en Cristo.

Aún la frase a menudo citada, “el judío primeramente y también el griego,” para el curso de esta edad, es más bien una realidad histórica que un asunto de doctrina o práctica. El libro de Los Hechos termina con la declaración de Pablo, de lo que él sabía que sería el rechazamiento nacional final de Cristo de parte de Israel, que duraría por toda esta edad, diciendo: “Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.” Hechos 28.28

Esto no excluye al judío, pues Pablo también dijo: “Digo, pues: Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita.” Romanos 11.1  Lo que pasa es que todos los hombres están sobre el mismo nivel de oportunidad. “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan.” Romanos 10.12
Ahora, si todos no son de Israel, tan simplemente porque son de Israel; y si el judío quien es salvado en esta edad deja de tener, a los ojos de Dios, cualquier distinción entre los gentiles salvados; y si, por el curso de la edad de la Iglesia, el Señor no ve ninguna diferencia entre el judío incrédulo y el gentil incrédulo; si todas estas cosas son ciertas ¿de quiénes son las dificultades prefiguradas y profetizadas en la persona de Daniel? Expresado simplemente, la identidad disminuida del judío no es una característica permanente del plan de Dios.

Esta edad está por terminar. Terminará con la venida del Señor por un pueblo preparado para su llamada.  Entonces, el destino de la nación de Israel tomará el centro del escenario en las obras manifestadas de la voluntad de Dios. Un usurpador gentil se levantará; exigirá autoridad mundial, y comenzará a perseguir al pueblo de Dios.  Algunos de los judíos harán un compromiso con este hombre,  pero otros, habiéndole reconocido, se separarán de él. (veremos estas cosas en los escritos de Daniel.) Será esta última compañía de israelitas piadosos quienes verán cumplidas las lecciones finales de Daniel en la tierra. La Biblia no nos guía a creer que ningún creyente de la edad de la Iglesia estará sobre la tierra en ese periodo.

“Sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra.” Romanos 2.29  Dios nunca bajará su norma espiritual, como para tratar con los hombres sólo sobre la base de su origen nacional. Aún en aquel tiempo venidero, cuando Israel recobre un lugar de prominencia espiritual y nacional, Dios requerirá una separación de corazón, separación a Cristo. Vea Filipenses 3.3. La vida de Daniel prefigura y habla a los israelitas salvados al comienzo de la próxima edad.

Sin embargo, este libro no es una admonición al judío sólo. Se da prominencia rara a los personajes gentiles en este libro. De hecho, una porción mayor de este libro (capítulo 2.4 al 7.28) está escrita en un lenguaje gentil. El libro de Daniel es único en el Antiguo Testamento por contener un mensaje tan claramente dirigido a los gentiles. Otros hablaron de asuntos gentiles y a veces dieron profecías de juicio sobre ellos.  Jonás, por ejemplo, predicó a Nínive y se arrepintió.  Daniel, por razón de lugar, tiempo, lenguaje, y el carácter de sus profecías, tiene un mensaje concerniente al curso de la civilización gentil que ningún otro profeta del Antiguo Testamento da.

Este libro enseña a nosotros, los gentiles, lo que podemos esperar para el curso de los tiempos de los gentiles. Si somos sabios y lo recibimos, este libro declarará a los gentiles quién fue aquel que puso las riendas de gobierno en sus manos, y quién devolverá esas riendas a Israel.

Espero que disfrute este estudio de Daniel.  Como fue declarado antes, es mi deseo  ir más allá de un mero estudio de eventos,  es  mi  esperanza  que  Ud.  tomará  esa  misma, “detrás-de-las-escenas,” punto de vista conmigo. Deseemos escudriñar los aspectos más eternales del propósito profético de Dios.

Finalmente, lea estas lecciones como están escritas: con una Biblia a mano para leer las Escrituras citadas en el curso del estudio. La palabra de Dios tiene poder para efectuar cambio en su vida. Ningún comentario de Escritura puede tener la fuerza y autoridad de la Biblia misma.