lunes, 16 de mayo de 1994

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 5

• Omnipotencia •

por Douglas L. Crook

(segunda parte)

“Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder.”  Salmo 62.11

Dios es la fuente de todo poder.  El es el Omnipotente.  En la primera parte de nuestro estudio sobre la omnipotencia de Dios vimos su poder en la creación que hizo de la nada, en la milagrosa concepción de nuestro Salvador Jesús,  en su resurrección de los muertos, en el nuevo nacimiento, en su obra transformadora dentro del creyente y en la promesa de nuestra gloriosa resurrección.

En esta segunda parte de nuestro estudio vamos a recalcar que el Omnipotente se ha comprometido usar todo su poder y recurso a favor de los que le temen.  ¡Qué descanso maravilloso hay en saber que con Dios nada es imposible y que él es el que ha prometido protegernos y proveer todo lo que nos falta!  Necesitamos mirar todo lo que enfrentamos en esta vida a la luz de esta preciosa verdad: Nuestro Dios es omnipotente.

Contemplemos por un momento la protección del Todopoderoso de sus hijos.  Muchos creyentes viven toda su vida bajo la esclavitud del miedo de la ira de Dios.  Creen en Jesús y son salvos, pero tienen miedo que al fin y al cabo, pueden fracasar y ser perdidos.  Se preguntan “¿Qué pasaría si soy tentado por Satanás y fracaso y antes de poder arrepentirme muero o Jesús viene?”  “Seré perdido eternamente.”  ¡Qué esclavitud horrible!  Hay varias doctrinas que podríamos usar para librar al creyente de este error (Gracia, Justificación, Nueva Creación...), pero vamos a aplicar la verdad de la omnipotencia de la Trinidad.  “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre uno somos.” Juan 10.27 al 30  Jesús es nuestro Buen Pastor y es responsable por la seguridad eterna de cada oveja.  Esa responsabilidad incluye la protección de cada oveja de su propia rebelión y obstinación.  Nuestro Pastor tiene poder para cumplir su deber.  Además, el creyente está en la mano del Padre, y nada ni nadie puede arrebatarle de su mano, porque él es mayor y más poderoso que todo demonio, todo hombre y aun mayor que yo y todos mis fracasos.  Pablo lo dice así, “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”  2ª Timoteo 1.12  Pablo había depositado su alma y espíritu en la mano del Señor.  Si usted ha confiado en Jesús para salvarle de su pecado y darle vida eterna, sepa que él es omnipotente y puede guardarle salvo.  “...Una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”  1ª Pedro 1.4, 5  El Todopoderoso me guarda para mi herencia celestial.  Con tal confianza, el creyente no tiene que vivir en miedo y condenación, sino tiene libertad para servir al Señor en amor y para aprender a caminar en sendas de justicia.

También somos protegidos de los malos propósitos de los hombres que, por una razón u otra, están en nuestra contra en esta vida.  “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?  Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”  Salmo 27.1  Si tenemos miedo que el hombre puede quitarnos de nuestra posición en la Iglesia, el trabajo, la sociedad o aun del hogar, vamos a luchar para defendernos con métodos desesperados y carnales o, por lo menos, no vamos a poder funcionar en nuestro lugar en una manera que glorifica al Señor.  Cuando los hombres se nos oponen, sea en asuntos espirituales o seculares, necesitamos recordar que servimos al Todopoderoso.   El creyente que vive por fe recibe de Dios cada posición que tiene en la  vida.  Dios nos ha colocado a cada uno en el cuerpo de Cristo como él quiso.  Nos ha dado a cada uno un ministerio.  Recibimos nuestro trabajo de él.  Vivimos dónde vivimos por su providencia.  Lo primero que debemos hacer cuando los hombres proponen oponerse a nosotros y quitarnos de una de estas posiciones, es estar seguro que estamos en esa posición por la obediencia a la dirección del Señor.  Si usted está dónde está por el poder de Dios, sepa que es solamente su poder que puede quitarle de ese lugar.  Si él escoge quitarle de ese lugar es para su bien y la gloria de él, y no vale la pena resistirle.  Esta vida está llena de hombres malos que usan la decepción y la crueldad para obtener la posición que desean y  que pisotean a cualquiera que está en su camino, pero no tenemos que tener miedo de ninguno de ellos porque somos protegidos por el poder del Omnipotente.  “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Salmo 91.1  Sométase a la voluntad de Dios para cada parte de su vida y podrá descansar en la sombra protectora del Todopoderoso.

Tenemos miedo de tantas cosas.  Las tememos porque pensamos que tienen poder para dañarnos o para impedirnos de alcanzar nuestras metas.  Nada ni nadie puede impedirnos de alcanzar lo mejor de Dios en esta vida o la venidera porque no tienen poder suficiente para resistir el poder de nuestro Padre Celestial.  Sabemos que Satanás y sus demonios son poderosos y que atacan a los creyentes con mucha ferocidad, pero “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.”  1ª Juan 4.4  y  “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.”  Santiago 2.19  ¿Por qué temblamos por causa de los que tiemblan por causa de nuestro Protector?  Aprendemos del libro de Job y de otras partes de la Escritura que el poder de Satanás es limitado por el permiso de Dios.  No puede hacer más que lo que Dios le permite hacer.  Si Dios le permite atacarnos en alguna prueba es porque Dios quiere usar esa prueba para purificarnos, fortalecernos o bendecirnos de alguna manera.  ¡Qué glorioso es el poder de nuestro Padre Celestial que puede convertir a algo provechoso, aun los ataques de nuestro enemigo!


Dios tiene poder también para suplir todo lo que necesitamos.  No hay una necesidad demasiado grande, ni una circunstancia demasiada compleja, que él no puede proveer lo necesario para glorificar su nombre.  ¿Qué es su necesidad hoy?  Su Padre suplirá cada necesidad suya en el espíritu, alma y cuerpo.  “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”   Efesios 3.20, 21  Sea lo que sea su necesidad, ore a su Padre Amante y descanse en su poder para hacer lo que usted precisa para alcanzar la plenitud de Dios.

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