sábado, 1 de diciembre de 2012

Doctrinas Esenciales De La Biblia - Parte 12


por Douglas Crook

La Lucha:
Gálatas 5:17
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

Pablo experimentaba personalmente dentro de sí esta batalla entre la vieja y la nueva creaciones. En Romanos 7 Pablo usa términos diferentes para referir a las dos naturalezas, pero refiere a las mismas verdades representadas por los términos la “carne” y el “Espíritu.” En Romanos 7 él usa las palabras “ley” y “mente” y “hombre interior” junto con la palabra “carne” para describir las dos naturalezas. Lea Romanos 7:14 - 25 y note la lucha entre las dos influencias diferentes en el corazón de Pablo y cómo esa lucha fue manifestada tan temprano en su vida cristiana, cuando fue recién renacido.

El creyente en Cristo Jesús tiene una lucha que enfurece dentro de sí. El incrédulo no tiene esta batalla. Esto no quiere decir que el incrédulo no experimenta batallas interiores sobre las decisiones que hace. Me gusta la aclaración en un comentario que leí.

“Cuando decimos que no hay ninguna batalla en el corazón de la persona no salvada, nos referimos a la batalla entre la vieja naturaleza y la nueva naturaleza. Esto no significa que la persona no salvada no tiene ningunas batallas entre lo bueno y lo malo. En primer lugar, la persona no salvada tiene una conciencia que le condena si él hace algo que él sabe que es malo. Esta clase de batalla interior realmente existe en el incrédulo.

También hay ciertas restricciones puestas sobre la persona no salvada. Él puede querer hacer ciertas cosas, pero sus padres pueden tener otras ideas. Él puede querer manejar su coche rápidamente en la carretera, pero por temer a la policía y a las multas no lo hace. Él puede querer entrenarse para las Olimpiadas por motivos egocéntricos (fama, aclamación, etc.) pero le falta la autodisciplina que es necesaria para lograr tal meta. Él puede querer bajar de peso por motivos egoístas (para atraer al sexo opuesto, etc.), pero debe luchar con sus deseos de comer más de lo debido. Entonces los incrédulos pueden tener toda clase de batallas, pero una cosa que ellos no tienen es la batalla entre la vieja y la nueva naturaleza.”

La naturaleza de la carne, que es la única naturaleza que el incrédulo posee, nunca puede hacer la voluntad de Dios y nunca puede complacer a Dios. (Romanos 8:8) Sin embargo, el creyente posee dos naturalezas contrarias entre sí. Muchos cristianos nuevos, como el Apóstol Pablo temprano en su vida cristiano, llega a ser desanimados por esta batalla interior. Como un cristiano agradecido por su salvación ellos quieren complacer a su Señor y Salvador haciendo lo que es correcto en Sus ojos, pero muchas veces parece que ellos salen haciendo las cosas que ellos saben que no son agradables al Señor.

Muchos creyentes siguen pecando así como hacían antes de ser salvos y su pecado les entristece, pero parece que no saben cómo parar. Parece que la vieja naturaleza siempre gana sobre la nueva.

Descripción:
El primer paso en aprender cómo vencer su carne pecaminosa es aprender a distinguir la diferencia entre las tendencias de la vieja naturaleza y las tendencias de la nueva naturaleza.

1a Corintios 11:31
“Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados”
Vamos a considerar cómo la Biblia describe las características o las tendencias de cada una de estas dos naturalezas de modo que podamos identificar los pensamientos y acciones que son carnales y aquellos que son espirituales.

Carne:
Al considerar varias descripciones de la vieja naturaleza se hará claro que todos sus tendencias son egoístas. La carne, la vieja naturaleza siempre piensa en “yo.”

Leeremos de algunas manifestaciones muy feas y viles de la carne, pero la carne también puede presentarse de algunos modos muy nobles y religiosos. Sin embargo, aun en estas manifestaciones refinadas de la carne se revela la arrogancia y el egoísmo.

Gálatas 5:19-21
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, (luchas que resultan por ambiciones egoístas) disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

Romanos 7:18
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, (la vieja naturaleza) no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.”

En varias partes de sus escritos, Pablo describe la carne como corrupta, engañosa e incapaz de agradar a Dios y de entender la voluntad de Dios. Cualquier actitud, accion, actividad o asociación que complace sus deseos egoístas y que es contra la revelación clara de la voluntad de Dios es de la carne pecaminosa.

Espíritu:
La nueva naturaleza siempre se manifestará como abnegada y generosa. La nueva naturaleza siempre obedece la voluntad de Dios y busca el bienestar de otros.

Efesios 4:24
“Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

1 Juan 3:9
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”

Juan se refiere a la nueva naturaleza como la semilla de Dios. Es aquella nueva naturaleza en el creyente que no puede pecar y cuando el hijo de Dios se rinde a esta naturaleza, el hijo de Dios no peca.

Gálatas 5:22-23
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

Dos errores extremos acerca de las dos naturalezas del creyente:

1) El error de la PERFECCIÓN LIBRE DE PECADO. Esto es la doctrina falsa que unos enseñan que el creyente ya no posee una naturaleza pecaminosa y por consiguiente, ya no puede pecar. Algunos creen que la naturaleza de pecado ha sido completamente erradicada del creyente. Según estos maestros falsos si el creyente peca después de ser salvo, nunca fue realmente salvado o, por lo menos, pierde su salvación. La Biblia no enseña la perfección libre de pecado en esta vida. El creyente siempre poseerá la habilidad y la tendencia de pecar en esta vida.

2) El error de la IMPERFECCIÓN PECAMINOSA. Este es un error más común entre cristianos. Muchos creyentes piensan que somos destinados para pecar un poco cada día porque somos pecadores con una naturaleza pecaminosa y es imposible evitar pecar. La Biblia no enseña la imperfección pecaminosa.

La Biblia enseña que porque somos una nueva creación en Cristo, con una nueva naturaleza, se nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida libre del dominio de nuestra naturaleza pecaminosa. La provisión es suficiente para darnos la victoria sobre la tentación de pecar en cada caso. Si el cristiano peca, no es porque era inevitable, sino era porque no aprovechó de la victoria que Dios ha provisto. La realidad de nuestra experiencia es que de vez en cuando todos nosotros fallamos en juzgar nuestra carne y en rendirnos al Cristo dentro de nosotros, pero no es inevitable que fallemos.

El pecado en la vida del creyente no altera su relación con Dios. Es para siempre Su hijo. El pecado en la vida de un cristiano, sin embargo, impide su comunión con su Padre. El cristiano carnal no disfruta de la plenitud de los beneficios de ser el hijo de Dios en esta vida cuando escoge vivir en el pecado. En la eternidad, el creyente carnal sufrirá la pérdida de recompensa. (1a Corintios 3:12 - 15)

Cuando fallamos en andar en el Espíritu hay remedio por medio del arrepentimiento que lleva a la restauración de la comunión. No tenemos que desesperarnos cuando nos encontramos caídos en la trampa del pecado porque seguimos la codicia de nuestra carne. Nosotros sólo tenemos que arrepentirnos y volver a la obediencia. Consideraremos más profundamente las verdades del arrepentimiento y la restauración en otra lección.

Ahora, vamos a mirar brevemente lo que la Biblia enseña acerca de cómo podemos elegir ser dominados por la nueva naturaleza y ser un cristiano espiritual en vez de ser dominados por la carne ser un cristiano carnal.

La Victoria:
Considerarse:
Romanos 6:6-12
“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos (estímate tal como Dios te estima) muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias.”

Consideraos en el griego significa: “estímate tal como Dios te estima.” Diga lo que Dios dice acerca de usted y del pecado. Deje de hacer excusas por su pecado y su carnalidad. Entienda que Cristo murió y resucitó de los muertos y que le ha dado una nueva vida y una nueva naturaleza que no puede hacer nada más que la voluntad de Dios. Antes de ser salvo, fue inevitable que usted pecara, pero ahora no. Ahora posee la vida de Cristo y la habilidad de obedecer la voluntad de Dios.

Muchos creyentes carnales se convencen a sí mismos que no pueden cambiar su manera pecaminosa de vivir. No se estiman a sí mismos como Dios les estima como una nueva criatura en Cristo. Necesitan empezar a estar de acuerdo con Dios que dice que son muertos al pecado y su dominio y vivos a la justicia de Dios.

Presentaos vosotros mismos a Dios:
Romanos 6:12-13
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”

La palabra "presentaros" significa rendirse. Si usted quiere ser un creyente espiritual es cuestión de querer rendir su voluntad a la voluntad de Dios.

Obedecer:
Romanos 6:16
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”

Por el hecho de que usted es hijo de Dios, el pecado ya no tiene la autoridad para dominar su vida. Una vez que usted aprende lo que es la voluntad de Dios y usted rinde su voluntad a la voluntad de Dios, entonces usted puede simplemente elegir obedecer la voluntad de Dios. Como un hijo de Dios con Su naturaleza divina dentro suyo, usted tiene el poder para elegir lo bueno.

Vestirse:
Efesios 4:20-32
“Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

La habilidad de elegir la obediencia a la voluntad de Dios es tan simple ejecutar, como la habilidad de elegir con cuál rompa nos vamos a vestir al levantarnos cada mañana. Usted puede decidir poner la ropa vieja, andrajosa, maloliente de la carne que es la conducta pecaminosa de la carne o usted puede elegir a ponerse las conductas nuevas y atractivas de la nueva creación. Usted puede decidir mentir o usted puede elegir hablar la verdad. Usted puede decidir hacer su propia voluntad o la voluntad de Dios. Realmente es muy simple para el creyente vivir la vida piadosa para el creyente.


La definición de naturaleza
El hombre consiste de tres partes, cuerpo, alma y espíritu. La vieja naturaleza del hombre no es una cuarta parte del hombre y la nueva naturaleza no es la quinta parte del creyente. Más bien, la naturaleza del hombre es la energía, poder, principio o ley que gobierna e influye los pensamientos del individuo, sus actitudes y acciones. Determina las tendencias inherentes que dirigen la conducta del individuo y que dictan la actividad del cuerpo, alma y espíritu del hombre. (esta definición se relaciona con el dibujo en la siguiente página) 

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