sábado, 1 de diciembre de 2012

La Parábola Del Hijo Pródigo - Parte 3


por Virgilio Crook

El camino que lleva lejos del Padre

(1) El primer paso, él quiso lo que fue de él ahora mismo.
“y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.” Lucas 15:12

Otra versión dice: “El menor le dijo: 'Padre, dame mi parte de la propiedad ahora.' Así es que el hombre dividió su propiedad entre sus dos hijos.”

Ahora - El pensamiento aquí es que el momento presente es más importante que más tarde, que el futuro o sea la eternidad. La persona sin visión espiritual sólo ve el momento. Satanás ofreció a Jesús todos los reinos presentes de este siglo, Jesús miró más allá a la eternidad y el trono que su Padre ya le entregó. Así es la caída de muchos hijo de Dios, contemplan sólo el momento en que viven.

Verso 12. “Él les repartió sus bienes.” El padre le dio lo que fue de él. La actitud del hijo pródigo nos hace recordar de las palabras del hombre en Lucas 12:13. “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.” Es de la naturaleza humana preocuparnos excesivamente con conseguir lo que es nuestro, lo que merecemos, lo que es nuestra parte justa de los placeres y los bienes naturales. La prioridad del hombre es ahora. La prioridad de Dios es la eternidad.

Jesús pone las cosas en su debido lugar y nos enseña la verdadera prioridad del hijo de Dios en Mateo 6:25 al 33 “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Lo primero y principal para el hijo de Dios son las cosas eternas, o como Jesús lo dice aquí, el reino de Dios. Si hacemos así, Dios hará su parte, añadiendo todas las cosas necesarias para esta vida.

Jesús recalcó esta verdad también en la parábola del sembrador en Lucas 8:14. “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.” La enseñanza es clara, la eficacia del poder de la Palabra es ahogada por la preocupación del “ahora.” Los afanes, las riquezas y los placeres de la vida oscurecen la visión y sólo ve el momento, no la eternidad. A veces el hijo de Dios es influenciado por la actitud y ambiente del mundo, aún sin querer. Esa actitud y ambiente está descrito por Pablo en 2a Timoteo 3:4. “...traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.” El hombre y aún el creyente carnal quieren gozar la vida presente, sin pensar, ni en Dios, ni en el futuro. El hijo pródigo no pensó en el resultado futuro de su deseo y pedido. “Dame lo que me corresponde ahora.”

Ciertamente esa actitud es normal y esperada en los impíos, aquellos que no conocen al Señor. Esa fue nuestra actitud antes de conocer a Jesús como nuestro Salvador, pero según lo que Pablo escribió a Tito en Tito 3:3, ha habido un cambio para el hijo de Dios. “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.” Así fue, pero, gracias a Dios ha habido un cambio y tenemos una visión, no del presente, sino del futuro y podemos hacer la misma decisión de Moisés en Hebreos 11:25. “Escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado.” Lo mejor que podemos decir acerca de gozar los deleites del pecado es que son temporales. Más adelante vemos esto en la parábola del hijo pródigo. Su goce de los bienes que le correspondían fue muy corto.

El apóstol Juan nos exhorta a no amar al mundo en 1a Juan 2:15 al 17. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” El mundo presente nos ofrece tantas cosas, pero nada que satisface, nada eterno. Cuán importante es para el hijo de Dios prestar atención y poner en práctica la amonestación de Pablo en Romanas 12:2. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

En vez de preocuparnos por los bienes que nos corresponden ahora, debemos rendirnos a la transformación de Dios en muestras vidas. Lo importante no es lo que alcanzamos exteriormente en esta vida, sino la obra de Dios interiormente, transformándonos a la imagen de Cristo.
Dios, como Padre, es dador generoso. Pero las bendiciones verdaderas que él da, son nuestras sólo a la medida que aceptamos sus términos de dadiva. Pablo declara la bondad de Dios en Hechos 17:25. “Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.” Dios da a todos vida, aliento y todas las cosas. En una manera muy especial, Dios da a sus hijos, como Pablo declara en Romanos 8:32. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Pablo da otra amonestación importante para poner las cosas en la perspectiva correcta en 1a Timoteo 6:17. “ A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” Hay muchos creyentes que hacen como hizo el hijo pródigo, pone su esperanza en las riquezas de este mundo, en vez de las riquezas eternas.

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.” 2a Peter 1:3, 4 Él nos da todas las cosas, algunas para que las disfrutemos ahora, pero la mayoría para ser disfrutadas más tarde en el cielo para toda la eternidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.