Por naturaleza, los seres humanos somos miedosos. Recordemos que por algo somos comparados a las ovejas. El desmayo o desvanecimiento es un estado en el cual la persona no se para por sí misma y necesita ayuda.
Son tantas las cosas y situaciones en la vida que nos hacen temer y nos llevan a desmayar, veamos algunas.
1. Cuando lo que vamos a emprender nos parece demasiado... Deuteronomio 1:21, 28-30. Dios, de antemano dijo: “no temas, ni desmayes” porque El sabe que estas son dificultades propias del ser humano. Sabe que el enemigo, el diablo, exagera las situaciones y las hace parecer imposible e irremediable para así acobardarnos y no emprender lo que Dios quiere. Como padre de mentira siempre pinta agrandada una cosa. Pero hay remedio contra el temor para evitar el desmayo. En la situación de Israel, aquí en Deuteronomio, el remedio era tener en cuenta que Dios va delante y que él pelearía por Su pueblo.
Que el Espíritu Santo nos ayude a tener siempre presente en nuestros corazones que Jesús, nuestro Capitán va delante nuestro y nos anima a subir y poseer aquello que es nuestro.
Josué 1:9 - Dios prometió Su presencia a Josué en lo que debía emprender como líder del pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida, por eso, no debía temer. Dios prometió no dejarnos ni desampararnos.
2. Cuando la ayuda de Dios nos parece que no va a llegar. Isaías 41:10
Los seres humanos somos apurados, ya queremos las cosas y Dios, para enseñarnos y formarnos, nos hace esperar.
Durante esa espera ejercitamos la fe, recordando que El no fallará en cumplir lo prometido. Pero frecuentemente, la realidad es otra, nos invade la incertidumbre, dudamos, tenemos miedo que no llegue Su ayuda y hasta desvanecemos.
El eterno Dios dijo: “siempre te ayudare,” “estaré contigo.”
Me parece muy particular el hecho que Dios mismo nos diga: “no temas, ni desmayes...” Él, quien conoce nuestra humanidad, nos advierte de este peligro.
Permitamos que la Palabra viva y eficaz de Dios, nos tome el pulso, no sea que hemos desmayado y necesitamos pedir auxilio a Dios.
3. Cuando dudamos la promesa de Dios. Salmo 27:13, 14
David reconoce que si él dudara la promesa de Dios, hubiera desmayado en su situación; pero el creyó, se afirmó en la fe y declaró con certeza que vería la bondad de Dios en esta vida. Sin duda Dios no le falló y ahora David nos anima a hacer lo mismo, confiar en Dios y tomar aliento, es decir, no desmayar.
Dios es fiel y Él cumplirá Su promesa, aunque tengamos que esperar, por eso hagamos nuestra parte y esperemos en Dios con paciencia.
4. Cuando nos dejamos influenciar por el lenguaje y supersticiones de las gentes. Isaías 8:11 al 13
Cuando prestamos atención a lo que rumorean las gentes, las cosas que ellos temen, seremos tentados al miedo y el desmayo. Por eso, Isaías tenia que ubicar las cosas y no hablar como las gentes ni temer lo que ellos temían.
Los creyentes, al prestar atención a los anuncios, rumores, etc. sean infundados o no, corren el peligro de desmayar. En lugar de eso, escojamos prestar atención a Dios, creer Su Palabra y obedecerla y así vivir por fe.
5. Por falta de alimento espiritual. Marcos 8:1 al 3
En este relato faltó la comida para el cuerpo físico y Jesús dijo: “pueden desmayar...” Lo mismo suele ocurrir en lo espiritual, pero sus consecuencias son mas graves.
Así que, dediquemos tiempo y recursos para nutrirnos con la sana Palabra y evitemos caer en el desvanecimiento espiritual. Un creyente desnutrido espiritualmente es presa fácil para el temor y el desmayo. En lugar de ser útil, glorificando a Dios, necesita auxilio. Dios proveyó todo para que nos esforcemos en la gracia y seamos bien nutridos con la Palabra, desarrollando músculos espirituales para soportar cargas y glorificar al Señor.
6. La falta de oración. Lucas 18:1
La comunión con Dios en la oración es tan necesaria en la vida cristiana. Si se descuida la oración, la comunión con Dios, cualquier enemigo podrá tomar ventaja sobre el creyente. El Señor nos hace entender aquí que una causa del desmayo es la falta de oración.
Así que, el remedio es ante todo, orar. (1 Timoteo 2:1) Orando en todo tiempo. (Efesios 6:18) Constantes en la oración. (Romanos 12:12) Orad sin cesar. (1Tessalonisenses 5:17)
7. Los sufrimientos en el camino. Hebreos 12:3
Las luchas y las pruebas en el camino del Señor, a menudo quieren cansarnos y hacernos desmayar. Para evitar eso, consideremos lo que Jesús sufrió en la cruz por nosotros. Analicemos lo que fue para El morir en lugar del pecador y cobremos ánimo porque lo que pasamos nosotros no se puede ni comparar con lo que El sufrió. (2 Corintios 8:9) Además, lo que el hermano Pablo también paso por amor a los escogidos. (Efesios 3:13) Estos sufrimientos no son para nuestro desmayo, sino para nuestra gloria, para formarnos y transformarnos.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9
Hermoso!
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