domingo, 16 de octubre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 10

por Virgilio Crook

Lección Diez - Verso Tres

(segunda parte)

“Confortará mi alma” 

La segunda razón porque una oveja se encuentra “abatida,” o pata para arriba, es porque tiene demasiada lana.  Cardos, espinas, lodo, su propio estiércol, y cuántas cosas más se pegan a la larga lana del animal.  Esto da extra peso, y generalmente es desproporcionado, de nuevo, cambiando el equilibrio de la oveja.  El peso desigual tiende a echar la oveja, aún la más robusta.  Así la oveja más fuerte puede llegar a ser “abatida” por su mucha lana.  El remedio en este caso es muy simple: cortar la lana.  De nuevo, hay para nosotros una lección en todo esto.  La lana, en la Escritura, nos habla de pecado.  “Y cuando entren (los sacerdotes del Señor) por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino (porque es tipo de la justicia de Jesús); no llevarán sobre ellos cosa de lana (porque es tipo del pecado), cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.”  Ezequiel 44. 17  “No vestirás ropa de lana y lino juntamente.”  Deuteronomio 22.11  No hay que mezclar la vida justa con la vida de pecado.  Aún el más fuerte puede caer si permite pecado en su vida, cosas contrarias a la voluntad del Señor no juzgadas.  Contemplemos lo que dice Nehemías en el capítulo trece, los versos 23 al 26: “...¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel?  Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.”  (verso 26)  Salomón era el más sabio de los hombre de su día, pero ser sabio no es suficiente.  Otro caso es el de Sansón, quien era el hombre más fuerte de su día, sin embargo a él, las mujeres hicieron pecar también.  Así que, ni la sabiduría,  ni la fuerza son suficientes para protegernos del pecado.  “Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella,” (la larga lana, el pecado no juzgado).  Proverbios 7:26  Tenemos que cortar la lana o en términos de los escritos del apóstol Pablo, juzgar la carne.  “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos  juzgados.”  1ª Corintios 11.31  Si permitimos el pecado no confesado en nuestra vida, tarde o temprano, llegaremos a estar “abatidos;” o sea, nos encontraremos pata para arriba.
Vamos a notar lo que podemos hacer para evitar de encontrarnos en esa posición de “abatido.”  Note las palabras del Salmo 32.8; “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos.”  Si andamos en la senda marcada por nuestro Pastor en la Escritura, vamos a evitar los pozos que nos echan de balde, pues él ha preparado un camino seguro.  Busque su voluntad y camino, no las comodidades y la senda más fácil.  Si andamos así, tenemos la seguridad de lo que David expresa en el Salmo 56:13, “Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.”  Para evitar caer en un pozo, es buena idea fijar los ojos en el Pastor, como Pablo nos exhorta en Hebreos 12.1; “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.”  Es cierto, que en esta vida, aunque seguimos fielmente al Señor, nos encontraremos abatidos de vez en cuando, pero andando fielmente con él, y juzgándonos en todo, podemos declarar con el apóstol Pablo: “perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos,” 2ª Corintios 4.9.  En esos momentos de aflicción, cuando estamos abatidos, tenemos a un Padre de misericordias y consolación que nos consuela, o nos conforta, nos da animo y nos restablece con su mano tierna y fuerte.  “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios,”  2 Corintios 1:3, 4.  

“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

Las ovejas son criaturas de hábito.  Eso es, harán la misma cosa, seguirán la misma senda día tras día, todos los días de su vida.  Usarán el mismo sendero, día tras día, hasta que llegue a ser nada más que un surco en el suelo. Apacentarán en el mismo lugar hasta que llegue a ser tierra árida.  La oveja, dejada sola, arrancará el pasto por las raíces dejando la tierra pelada por completo.  Muchos pastos ricos anteriormente, ahora son lugares estériles por esta razón.  Muchos tienen la idea que la oveja puede subsistir en cualquier lugar y por cualquier comida.  No es así.  Ningún otro animal necesita tanto cuidado y dirección.  Dejadas solas, destruirían toda buena tierra para pasto, todo lo que es para su bien, y se destruirán a sí mismas.
Como hemos notado antes, el hombre es como la oveja, y en este caso, no hay excepción.  El hombre es, como la oveja, criatura de hábito, aún si tal hábito es dañoso.  “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14.12  Aunque el fin de su senda es la muerte, el hombre sigue, como lo ha hecho por siglos, andando por ese camino porque le parece bueno.  “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...ellos mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.” Isaías 53.6; 56.11.  
Quisiera notar tres frases separadamente en la última parte del verso tres.  Primero: “me guiará,” segundo: “por sendas de justicia,” tercero: “por amor de su nombre.”  

Primero: “me guiará.”  La palabra “guiar” significa: correr con un resplandor o brillo; fluir,  conducir, proteger, sostener.  La oveja tiene que ser guiada, así  también es el hombre.  Gracias a Dios que hay uno que nos guiará.  Hay dos maneras en que podemos vivir nuestras vidas; por nuestra propia manera o la manera de Dios.  El Señor nos guiará en la senda correcta, la de justicia, una posición correcta con él.  El camino de Dios es el mejor camino, el camino de Dios es el camino correcto.  “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí...A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Juan 14.6; 10.3 al 5  Hubo un hombre que tenía miles de ovejas y un pastor muy ignorante que no tenía estudio en la escuela.  Apenas pudo contar hasta 10.  En una ocasión, para burlarse de él, el hombre pidió al pastor contar las ovejas sabiendo que no pudo hacerlo.  “Cuéntame las ovejas para saber si todas están,” le dijo.  Pasó un largo rato y el pastor volvió.  El pastor dijo a su señor que había 3.521 ovejas.  Sorprendido, el hombre le preguntó como lo sabía, puesto que no supo contar.  “Bueno,” dijo el otro, “estaba Juana, Marta, Josefa...” y siguió así contando por nombre todas las ovejas.  El no pudo contar, pero había puesto nombre a todas, y las conocía a todas.  Así es nuestro Pastor, nos conoce por nombre, y nos cuida a cada uno personalmente.

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