viernes, 16 de diciembre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 12

Por Virgilio Crook

Lección Doce - Verso Cuatro

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”

Con este verso, comenzamos la otra mitad del Salmo 23.  Notamos un cambio muy marcado en este verso.  En los versos uno al tres, vimos a David hablando como una oveja hablaría a otra oveja, recalcando el cuidado de su pastor por ella.  David expresa esta confianza en muchos de los Salmos, tal como en el Salmo 18, por ejemplo.  “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.”  (versos 1 al 3) De aquí en adelante, vemos que la oveja está hablando directamente a su pastor.  Habla acerca de su cuidado para con ella, y la confianza que ella tiene en su pastor. “Aunque ande en valle.”  Los pastores en tiempo de la Biblia, tenían la costumbre de llevar las ovejas a los montes o lugares altos en tiempo del verano, muchos lo hacen así aún hoy día.  Las llevaban por los valles.  Aquí vemos la necesidad de la presencia del pastor más que nunca.  Tenemos un ejemplo de esta costumbre en Lucas 2.8; “Había pastores en la misma región (una región montañosa), que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.”  Aquí vemos a los pastores cuidando sus ovejas en las montañas cuando el Señor nació.  En este tiempo las ovejas son sacadas de los rebaños cerca de la casa del pastor y llevadas a los pastos lejanos en los montes.  Ahora el pastor está con sus ovejas día y noche, aún duerme afuera con ellas.  La primera mención de David en la Biblia le muestra justamente en esa actividad, cuidando las ovejas afuera.  “E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos?  Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.”  1º Samuel 16.10, 11  David estaba afuera en algún lugar cuidando las ovejas de su padre.  Dice David: “Aunque ande en valle;” no dice: “si por a caso, o si por alguna casualidad,” sino AUNQUE, implicando que era una cosa segura.
El pastor lleva las ovejas al pasto en los montes, por medio, o a través de los valles.  Las va a llevar a las montañas, es seguro, pero por los valles.  En nuestra vida cristiana, nos gustan las experiencias sobre la cima de la montaña.  Es una experiencia muy agradable donde el Señor nos bendice y todo va a nuestro favor, pero ¿cómo llegamos a la cumbre del monte?  ¡¡¡Por medio de los valles!!!  La senda a través de los valles es más fácil para las ovejas subir.  Se encuentran agua y pasto más abundantemente en los valles.  “Aunque ande en valle,” pues no nos quedamos en el valle, sólo pasamos a través del valle para poder llegar arriba.  Este verso es usado muchas veces para referirse a la muerte.  Se puede aplicar así, sin duda, pero dice “sombra” de muerte y no precisamente la muerte misma.  Sin duda nos habla de experiencias en la vida que son, en algún sentido peor que la muerte.  Cuando las ovejas pasan por los valles muy hondos, a veces no se ve el sol, sino sólo a medio día y así parece que están andando en una sombra.  Así es en nuestra vida, pues a veces la sombra de una prueba cubre la resplandeciente faz de nuestro Pastor, sin embargo, él está allí siempre.  ¡¡Gloria a Dios!!
Un buen pastor nunca lleva sus ovejas por una senda por la cual él no ha pasado.  Nuestro Pastor conoce bien la senda que conduce por el “valle de la sombra de la muerte,” pues él ha pasado por medio de ella.  “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.”  Isaías 53.3, 7, 8  “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”  Hebreos 2.18  “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”  Hebreos 4.15  Sí, nuestro Pastor conoce bien la senda del valle, habiendo pasado por ella en su vida aquí sobre la tierra.  “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos.” Salmo 139.3  Conoce nuestro camino porque él anduvo por él.  “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro.”  Job 23.10  El conoce los peligros en el camino, pero nos guía más allá de ellos y afuera del valle hasta la cumbre del monte.  “Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.”  1º Reyes 20.28  Note que él es Dios de los valles, tanto como Dios de los montes.  El estará con nosotros en la angustia, aunque puede ser que no nos libre de la angustia.  (Salmo 91.15)  Encontramos que su presencia es más dulce con nosotros en tiempo de angustia, en el valle de la sombra de la muerte.
David expresa su confianza por la presencia del Pastor con el; “No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”   ¡Qué confianza nos da la presencia del Pastor con nosotros!  ¿Tiene usted este conocimiento, mi amigo?  ¿Sabe usted en lo profundo de su corazón que el Gran Pastor estará con usted en toda circunstancia de la vida?  “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”  Juan 16.33  ¡Qué promesa!  El Señor nos asegura que tendremos aflicción en esta vida pero alabanza a Dios, él ha vencido al mundo y todo lo que hay en él y nos ha dado la victoria.
Mi estimado amigo creyente, no tenga miedo del valle, pues en él usted encontrará al Pastor, cuya presencia quitará el miedo.  Usted dirá con David: “no temeré mal alguno.”  Los valles tienden a darnos miedo, pero allí encontraremos la dulce presencia de nuestro amado Pastor, el Señor Jesucristo.  Moisés dijo al Señor: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.”  Éxodo 33.15  Esto nos muestra de nuevo la importancia de la presencia de nuestro Pastor en cuanto a nosotros sus ovejas.  Si pasamos por las aguas, no nos van a inundar, pues él estará con nosotros.  Si tenemos que pasar por el fuego, como los tres varones hebreos, él estará con nosotros.  Jesús dijo lo siguiente a sus discípulos al salir de este mundo: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”  Mateo 28.20  ¡Qué promesa alentadora!  ¿Usted cree esta promesa?  Si es así, entonces puede confiar y no temer mal alguno.

Si usted quiere ser un canal de bendición para otros, tiene que pasar por los valles.  El Espíritu Santo necesita canales para poder bendecir a la humanidad.  El agua corre a través de los valles.  Así que, sin la experiencia del valle en nuestra vida, el Espíritu Santo no tiene por donde fluir para bendecir a otros.  Son necesarios los valles, no sólo para alcanzar la cumbre, sino para llegar a ser canal de bendición para otro.

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 12

• Amor •

por Douglas L. Crook

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.  Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.  El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor...”  1ª Juan 4.7 al 10
Dios es amor.  Es su carácter buscar nuestro bienestar.  Este atributo será el último en nuestra serie sobre los atributos de Dios.  Es ambos, el atributo más fácil y el más difícil de estudiar.  Es fácil porque se ve claramente en casi cada página de la Biblia.  Es difícil porque el tema es tan grande y tan profundo que uno casi no sabe dónde empezar y dónde terminar.  
No creo que podemos decir que un atributo de la Trinidad es más predominante que otro, pero el amor parece ser el atributo que une todos los otros atributos y es la vía por la cual todos los otros atributos son dirigidos a favor del hombre.  El amor de Dios proveyó al Cordero de Dios por el cual recibimos vida eterna y somos hechos hijos de Dios.  “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios...” 1ª Juan 3.1  
En la cruz tenemos la gloriosa y última demostración de amor, pero, ¿qué es la definición o descripción de amor?  El mundo tiene su definición de lo que es amor, pero ese amor es sensual y carnal.  Aún la definición de amor de muchos creyentes es incompleta y torcida.  La mejor descripción de lo que es el amor de Dios se encuentra en 1ª Corintios 13.1 al 8 (léalo).  Esta descripción del amor de Dios es dada por Pablo para que el creyente aprenda a amar a otros con el amor de Dios.  Esta clase de amor es divino.  La vieja naturaleza no tiene la capacidad de amar con esta clase de amor.  Viene de Dios.  Por lo tanto, aunque esta porción de Escritura nos enseña cómo amar a otros, podemos también entender que este es el mismo amor con el cual Dios nos ama a nosotros.  Recuerde, Dios es amor.
El amor es sufrido o paciente“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?  Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación...El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.  Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.”  2ª Pedro 3.3 al 10  El Dios justo y santo está sufriendo pacientemente la rebelión y la burla de los hombres porque es paciente.  El podría destruir todo en un segundo, y al fin de esta edad de gracia hará caer su justa ira sobre todos los que rechazan el don de su Hijo.  Pero, por ahora, su santo corazón sufre para que algunos aprovechen su oportunidad de arrepentimiento.
El amor es benigno.  El sentido de la palabra en el griego, traducida “benigno” en español, es “mostrar bondad y misericordia a alguien que no las merece y que no tiene la capacidad de devolver el favor.  Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.  Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.”  Lucas 6.35, 36  “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5.8  No merecimos su gran salvación y no tenemos nada con qué pagarla, pero por la benignidad de su amor tenemos perdón de nuestros pecados y vida eterna.  Si Dios no fuese amor, estaríamos eternamente separados de su gloriosa presencia.
El amor no tiene envidia.  La envidia es una actitud de descontentamiento y resentimiento por lo que uno tiene, y es el resultado de contemplar la posesión o habilidad de otro con el deseo de  poseer lo mismo.  Vemos la ausencia de envidia en la vida de Jesús cuando vino para morir por nuestros pecados.  Su porción en esta vida fue una de sufrimiento, rechazamiento y muerte.  Fue varón de dolores, experimentado en quebranto.  (Isaías 53)  Leemos en Lucas 4 que Satanás le ofreció una alternativa por su sufrimiento y su cruz.  Pedro procuró persuadirle a no ir por el camino de la cruz, pero por amor, estuvo contento sufrir el oprobio de la cruz para redimirnos.  (Hebreos 12.2)  El Padre estuvo contento al quebrantarlo y sujetarlo a padecimiento para hacernos sus hijos.
El amor no es jactancioso y no se envanece“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2.5 al 8  Jesús,  el Hijo de Dios, vino para ministrar a nuestra necesidad más grande, (la salvación), en completa sumisión a la voluntad del Padre.  Podría haber llamado 12 legiones de ángeles para destruir a los hombres inicuos que le crucificaron y así probar que era verdaderamente el Hijo de Dios.  Sin embargo, porque me amó a usted y a mí, no se exaltó a sí mismo en esta manera, sino se humilló para que nosotros seamos exaltados en gloria.  
El amor no hace nada indebido o impropio.  Dios siempre trata con sus hijos en una manera propia de un Padre amante. (Mateo 7.7 al 11)  Muchos tienen el concepto de Dios que hace todo lo posible para hacernos fallar para que él pueda castigarnos.  Pero lo opuesto es la verdad.  Hace todo para hacernos tener éxito eterno.  Todo nos ayuda a bien, porque nuestro Padre amante ordena nuestros pasos.
El amor no busca lo suyo.  El amor da a otros en vez de quitar de otros.  La justicia de Dios demandó muerte por el pecado.  Su amor proveyó al Substituto. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito...”  Juan 3.16  
El amor no se irrita, no guarda rencor.  Su amor no llega al punto de acabar por causa de nuestros fracasos.  El Padre es paciente con sus hijos, los creyentes.  Nuestro Padre nos enseña, nos dirige y nos exhorta pacientemente.  Cuando fallamos, Dios no nos echa de su familia como basura.  Nunca dice, “estoy cansado de ayudarte cada vez que caes.  Has quebrantado mi corazón por la última vez.”  Amantemente nos disciplina, nos dirige al arrepentimiento, a la restauración y a la plenitud de su bendición.  “..El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”  Filipenses 1.6
El amor no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Su amor no tolera el pecado.  No es solamente por su justicia y santidad que Dios aborrece el pecado, sino también por su amor para con nosotros.  Dios busca nuestro bien.  El pecado nos roba de lo mejor de esta vida y de la que viene.  Por eso, cuando hay pecado en nuestra vida, nuestro Padre nos disciplina con cariño para guiarnos al arrepentimiento y al camino de justicia que es el camino de vida abundante.  (Hebreos 12.6 al 11)

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. ¡Aleluya!  Dios es amor.

Lecciones Sobre Daniel

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 12

por David Franklin

Lección Doce - Capítulo 6.10 al 28

Aparte de las grandes lecciones dispensacionales de este capítulo, parece que encontramos un cuadro muy personal del deber espiritual de Daniel en un tiempo de peligro y desafío.  De este cuadro podemos todos aprender lecciones para nuestras vidas individuales.  Sin embargo, tomado en contexto, este cuadro personal no está absolutamente separado de la aplicación más amplia del capítulo como un cuadro de los eventos del tiempo del fin que concernirán a la nación renovada de Israel.  La fidelidad firme de Daniel llega a ser para nosotros un cuadro de la piedad que será necesaria en ese tiempo de persecución tan terrible que caerá sobre los judíos.
La situación enfrentada por los israelitas quienes conocen al Señor en ese día, será semejante de lo que Daniel enfrentó.  Pablo habla de aquel: “..hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” 2ª Tesalonicenses 2.4  Si ese hombre tan malo se exalta a sí mismo sobre todo lo que se llama Dios, o es adorado, claramente prohibirá la adoración de cualquier otro, y vigorosamente castigará a aquellos quienes se comprometen en oración verdadera y adoración hacia Jehová.  Vea Apocalipsis 13.15.  Muchos tendrán que escoger entre la fidelidad y la muerte.
De este punto de vista, llega a ser más claro porque Daniel simplemente no dejó de orar por un tiempo, y porque no hacía su oración en una manera más confidencial o privada.  Las cuestiones espirituales fueron demasiado grandes.  Vale la pena tratar esa cuestión en unos detalles.  
Primero, ¿por qué no podía Daniel haber dejado de orar por treinta días?  ¿Por qué no deberá Israel cesar de orar en absoluto para evitar la ira del anticristo?  O, ¿por qué no debemos dejar de orar cuando no es conveniente para nosotros?
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios,” Filipenses 4.6, por lo tanto, “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”  Santiago 4.17  Cuando Satanás procuró tentar a Jesús a adorarle, Jesús contestó; “...porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.” Lucas 4.8  La mayoría enfoca sólo en la última parte de esa Escritura, “él sólo,” sin embargo, note la primera parte, “Al Señor tu Dios adorarás.”  Lo que satisface a Dios no es meramente evitar lo que es malo, sino la participación activa en lo que es bueno.  Muchos creen que si no llegan a ser participantes activos en una religión falsa o una doctrina falsa, importa poco si toman tiempo para servir a Dios en la verdadera religión pura y sin contaminación.  Tal actitud es una comprensión incompleta, inmadura de lo que Dios quiere de nosotros.  La ley construida por los enemigos de Daniel y firmada por Darío era una ley mala, una que podía haber forzado pecado sobre todos quienes cumplieron con ella en cualquier manera.  “Sean conocidas vuestras peticiones...”  Daniel se negó a obedecer al hombre en lugar de Dios.  
Segundo, ¿por qué continúa ofreciendo oración y acción de gracias abiertamente en lugar de ocultar sus oraciones?  Ciertamente Jesús dijo: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”  Mateo 6.6
Es sabio al estudiar la Escritura, permitir que Dios muestre el cuadro completo de su voluntad, y no aislar una Escritura de la otra Escritura.  Por ejemplo, Pablo dijo a los Romanos: “¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios.”  Romanos 14.22  Esto enfáticamente se aplica al tema limitado que estaba en discusión en ese pasaje; no es una orden general en contra de expresar su fe a otros y alentarlos a compartir en ella.  También dijo: “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar...”  1ª Corintios 14.34  Sin embargo, en 1ª Corintios once, dio instrucciones las cuales hacen claro que esperó que las mujeres oren y profeticen públicamente.  La porción en 1ª Corintios 14 no obliga a las mujeres a tomar un papel pasivo, inactivo, sino trata de un punto particular del orden.  Las instrucciones de Cristo para orar en secreto trató con los Fariseos y otros quienes querían alabanza de hombres por sus oraciones, nunca quiso decir que toda oración pública sea mala.  Oró públicamente cuando la ocasión lo exigió.  
La ocasión de la oración de Daniel exigió un testimonio audaz  y abierto, no una ocultación temerosa de su devoción al Señor.  Lo que anteriormente había sido un asunto de comunión privada con Dios, había llegado a ser una cuestión de ley pública.  Puede ser tan falso esconderse por miedo del hombre, como orar en una esquina de la calle para recibir alabanza del hombre.  De cualquier modo, oración a Dios llega a ser secundaria a la aprobación del hombre.  Daniel no faltaba en la responsabilidad necesaria de poner a Dios primero, así que él no sólo oró, sino también permitió que la gente lo supiera.
Una vez que llegó a ser claro a Darío que Daniel, en quien el Espíritu excelente de Dios habitó, iba a ser la víctima de su decreto apresurado, se desagrado consigo mismo, y trató de librar a Daniel, pero falló; pues la ley de los medos y los persas era tal que ningún decreto o estatuto que el rey estableció, se pudo cambiar.  (los versos 14 y 15) Cuán a menudo los hombres aprenden demasiado tarde que las consecuencias de sus hechos tontos, infieles, y rebeldes no pueden ser cambiadas por ningún esfuerzo de su parte.   Sin duda habrá algunos quienes prestarán su aprobación al curso malo de la bestia, sin darse cuenta a dónde ese curso llevará.   Según Mateo 25.31 al 40, algunos mostrarán bondad a los judíos, haciendo todo lo que pueden para preservar sus vidas, y éstos recibirán recompensa por sus acciones cuando Cristo venga en gloria.  A pesar de todo lo que hagan será insuficiente para detener al hombre de pecado una vez que se haya establecido su poder.
Cuán maravilloso, entonces, que Dios no tiene las limitaciones del hombre.  Darío corrió al foso de leones temprano en la mañana, después que Daniel había sido arrojado a los leones.  El pasó una noche sin dormir, no había comido nada, temblando por la seguridad de Daniel y por causa de su propia ofensa contra el Dios viviente.  Con una voz llena de dolor, gritó: “Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?”  (verso 20)  Esa es la pregunta para resolver en cada edad, en cada vida donde Satanás ha ganado un aparente poder irrompible: “¿Puede Dios hacer lo que el hombre no puede hacer, librar y proteger a sus sirvientes?” Darío quería que fuese así.  Aparentemente unos pocos, comparativamente hablando, esperarán que el Dios de Israel pueda librarlos.  Dios permite que situaciones como esta acontezcan para que el testimonio de su poder pueda ser manifestado.  Dios cerró la boca de los leones y libró a Daniel, así como Israel piadoso será librado.
¿Qué pasó con los perseguidores del virtuoso Daniel?  Fueron lanzados, ellos y todos quienes estuvieron de acuerdo con ellos en su complot, en el lugar donde habían pensado ver la muerte de Daniel.  Dios abrió las bocas de los leones, y la destrucción que habían planeado para un hombre piadoso llegó a ser su propio fin.  “Y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.”  (verso 24)
“Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.”  Romanos 12.19  Vea también Deuteronomio 32.35; Hebreos 10.30; 31.  No desprecie la venganza, pues es parte del curso que Dios tomará.  La venganza humana es corrupta e injusta, pero no la venganza del Señor.  A un grupo de creyentes angustiados y algo confusos, Pablo escribió; “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.”  2ª Tesalonicenses 1.6 al 8
Al fin del tiempo de la angustia de Jacob, el Señor Jesucristo hará guerra con la bestia, quien se habrá preparado para la destrucción de Israel y de toda piedad.  ¿El resultado?  Juan escribió lo que vio en una visión; “Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.  Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, (Jesucristo) y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”  Apocalipsis 19.20 y 21  Ciertamente en justicia él juzga y hace guerra.  Los ejércitos que vendrán para destruir a la nación virtuosa serán destruidos por la palabra del Señor.
¿Por qué es buena la venganza del Señor?  Más allá del hecho que sus juicios son justos en una manera que los nuestros no pueden ser nunca, su venganza va más allá de mera venganza y llega a ser el instrumento por el cual los hombres son traídos a la justicia de su gracia.  Lea el decreto de Darío en Daniel 6. 25 al 27.  La destrucción de los enemigos de Daniel llegó a ser la manera de introducir la autoridad y poder de Dios a aquellos quienes por otra parte nunca habrían oído.  En el día venidero, el gran juicio del reino malo de la bestia introducirá el milenio, el reino glorioso y absoluto de Cristo, durante el cual él gobernará sobre todos los pueblos de la tierra.
En 2º Reyes 10.15 al 28, leímos cómo Jehú encontró a Jonadab y lo preguntó si su corazón era recto.  Jonadab contestó, “lo es.”  La contestación de Jehú era: “Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.”   Lo que Jonadab vio y de lo que tomó parte cuando andaba en el carro de Jehú, era la destrucción total de la casa de Acab y de todos los adoradores de Baal.  Si el corazón del creyente es recto, como el corazón del Señor es recto, no puede haber ninguna vacilación en juntarse con él en su carro de juicio.  El día del juicio abierto no es para este día en que escribo, aunque creemos que no tardará mucho en venir.  No obstante, la pregunta, ¿“Es su corazón recto?,” en cuanto a nuestro acuerdo con sus juicios virtuosos, debe ser contestada por nosotros ahora.

Agradecemos a Dios por cada manifestación de su poder, pues todo lo que él hace es bueno y trae lo bueno.  Daniel prosperó después de estas cosas, Israel prosperará cuando las huestes del anticristo sean destruidas, y gracias a Dios, veremos una prosperidad nunca antes vista cuando por fin todas las cosas sean puestas bajo el dominio de Cristo.

miércoles, 16 de noviembre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 11

por Virgilio Crook

Lección Once - Verso Tres

“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

Continuamos meditando sobre el verso tres, comenzando con la segunda de las tres frases en el verso: “por sendas de justicia.”  Nuestro Pastor no sólo nos guía así no más, sino nos guía por una senda muy especial, la de justicia, la verdadera justicia.  El sabio Salomón dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14.12  Hay muchas sendas en este mundo, pero hay una sola que es segura y guía a la vida eterna.  Jesús dijo: “Yo soy el camino, nadie llega al Padre, sino por mi.”  A primera vista, parece que es una senda muy ordinaria y aún aburrida, pero lo más que andamos por ella, lo más preciosa y maravillosa llega a ser esta encantadora senda de justicia.  La oveja  necesita ser llevada por una senda segura por causa de su falta de capacidad para defenderse contra sus enemigos.  Así también somos nosotros, indefensos contra nuestro enemigo, Satanás.  Job habla de esta senda en Job, capítulo veintiocho, verso siete: “Senda que nunca la conoció ave, ni ojo de buitre la vio; nunca la pisaron animales fieros, ni león pasó por ella.”  Imagínese una senda tan escondida y secreta que aún los animales no la conocen, ni saben de su ubicación.  Satanás es sabio y conocedor de muchas cosas, pero no conoce ni entiende la senda de justicia, pues no tiene ni parte ni suerte en ella.  “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”  Salmo 16.11  Como dijimos, es una senda de vida.  Comienza con vida y nos guía a la vida abundante. Así fue la promesa de Jesús, “he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”  Juan 10.10  A la medida que vamos caminando por la senda de justicia, guiados por el Señor, vamos alcanzando más y más de la vida abundante.  “Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.”  Salmo 27.11  Ya hemos visto muchas veces como la oveja es indefensa, necesita mucha protección de parte de otro.  David así clama a Dios por causa de sus enemigos, no tanto los enemigos naturales, o sea otros hombres, sino los enemigos espirituales.  Pablo nos enseña que tenemos  una lucha contra los poderes invisibles de tinieblas y maldad.  (Efesios 6.12)  La senda de justicia es, por supuesto, una de rectitud.  Es una senda derecha sin vueltas falsas ni escondidas.  Nosotros, como ovejas, no conocemos esta senda y tenemos que aprenderla.  Por eso clamamos también como David; “enséñame tus caminos, muéstrame donde está esta senda de justicia,” la senda correcta de vida y luz.
“Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad.”  Salmo 119.35  Aquí tenemos la manera práctica en que el Señor nos guía por “sendas de justicia,” pues sus mandamientos, o  sea simplemente su Palabra, nos mantiene en la senda recta y correcta.  David dijo que la senda de los mandamientos de Dios fue su voluntad, o mejor traducido sería, “su delicia.”  Cuando un creyente reconoce los beneficios de esta senda, ella  llega a ser su delicia.  No podemos errar el camino meditando en la palabra de Dios, aplicándola diariamente a nuestra vida. “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.”  Salmo 143.8  De nuevo, vemos a David clamando a su Dios para saber el camino por donde tenía que andar.  Confiando en las misericordias de Dios, él fue guiado por la senda de justicia.  Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. (Lamentaciones 3.22, 23)  “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.”  Proverbios 4.18  Así es la senda de justicia, va aumentando en luz y esperanza cada día.  La aurora habla del comienzo del día, cuando hay sólo un poquito de luz, pero a la medida que el día vaya avanzando, así también la luz, hasta alcanzar su apogeo.  Esta es la forma de la senda de justicia, pues nos guía a más y más luz, hasta alcanzar el día perfecto cuando el Señor venga para arrebatar a los vencedores totales, quienes han caminado con él, como Enóc, en la senda de justicia.
Ahora vamos a considerar la última frase: “por amor de su nombre.”  No es que nosotros  merecemos los favores, ni los muchos beneficios de esta senda de justicia, sino es “por amor de su nombre.”  Es por causa de su divino nombre, es por su buen nombre, su incambiable reputación.  Es por causa de su eterno nombre que nos guía en la forma que lo hace.  El quiere que su nombre sea glorificado y honrado.  También quiere que nosotros honremos su nombre.  Lo hacemos con nuestras vidas dedicadas y rendidas a su voluntad, permitiéndole guiarnos en todo.  Nuestra esperanza, como la aurora, va aumentando cada día.  “En el camino de la justicia está la vida; y en sus caminos no hay muerte.”  Proverbios 12.28  El hombre cree que está viviendo, practicando todos sus vicios, gozando de todos los placeres mundanos, y amontonando riquezas, fama, y posición.  Sin embargo, si no está trazando por la senda de justicia, no está gozando de la verdadera vida, ni siquiera, va a encontrarla.  Gracias a Dios que él nos ha librado de las cosas de la muerte.  Es cierto que no estamos librados de la muerte física, pero sí, de una muerte peor.  Somos librados de las obras muertas de la falsa religión.  Nos ocupamos de las “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”  Efesios 2.10  
Queremos honrar el buen nombre de nuestro Dios.  Hacemos muchas  cosas “por amor de su nombre;” vamos a notar algunas de ellas.  “Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles.” 3ª Juan 1.7  Aquellos que llevaron el evangelio en el principio, lo hicieron, no por ganancia, sino simplemente por amor.  Cómo esta actitud agrada al Señor, hacer las cosas de un corazón lleno de amor por Cristo.  Todo lo que hacemos, debemos hacerlo en el nombre del Señor, y esto indica, “por amor.”  Otra cita de la Biblia que nos muestra esta verdad vemos en Apocalipsis 2.3: “has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.”  Sufrir, tener paciencia, trabajar, y todo esto fue hecho “por amor del nombre” del Señor.  Todo esto encontramos en la gloriosa senda de justicia, pues si sufrimos, es por amor de su nombre, si tenemos paciencia, es por amor de su nombre, si trabajamos, es por amor de su nombre.  

Dios mismo no va a permitir que su nombre sea manchado, ni blasfemado.  Si somos sus ovejas y confiamos en él, si invocamos su nombre, él va a guardarnos de daño.  El nos lleva por la mejor senda, la de justicia.  Nadie puede arrebatarnos de la mano de Jesús, ni de la mano de su Padre.  (Juan 10.28, 29)  Espero que usted está andando en esta gloriosa senda de justicia, gozando de todas las inescrutables riquezas que tenemos en Cristo, nuestro amado Señor.

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 11

• Justicia •

por Douglas L. Crook

(segunda parte)

En nuestra primera lección, vimos que la Biblia declara que Dios es justo.  El hecho que Dios es justo quiere decir que es su carácter hacer siempre lo que es recto, honesto, verdadero, bueno y apropiado.  También vimos que su justicia habla de su norma o regla establecida de lo que es bueno y malo.  Dios estableció la regla y es el Juez Justo que fielmente ejecuta la justicia.  El incrédulo será condenado por esta justicia por rechazar la gracia de Dios que proveyó a su Hijo como nuestro substituto que murió por nuestros pecados.  El creyente, por su fe en Jesús, es justificado y libre para siempre de la condenación de la justicia de Dios.  La justicia de Jesús le cubre y Dios siempre le ve en Cristo.  Esta justicia del creyente se llama, “la justicia como provisión.”
Después de ser salvo, por fe en Jesús, Dios, el Juez Justo, llega a ser nuestro amante Padre.  Dios trata con sus hijos de otra manera que con los impíos.  “Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” 1ª Corintios 11.32  En vez de tratarnos como un juez impersonal, nos trata como un Padre amante y sabio.  Pero lo que tenemos que entender es que Dios, nuestro Padre, aun es justo y demanda que sus hijos anden en justicia en su vida diaria.  Esta se llama, “la justicia práctica.”
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”  Tito 2.11 al 14   Dios quiere que sus hijos vivan justamente, haciendo buenas obras.  La Biblia nos revela la manera de vivir que es recta y apropiada para el hijo de Dios.  Tenemos instrucciones para cada parte de nuestra vida que nos enseñan cómo andar en justicia.  Lea los capítulos 4 y 5 de Efesios como un ejemplo de las muchas porciones de las Escrituras que nos muestran el camino de justicia.  Cuando practicamos la justicia práctica, somos gratos al Señor.  
El Salmista David deseó andar en justicia porque entendió que Dios es justo y que él bendice y recompensa a los justos.  “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley (la voluntad) de Jehová.  Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.  Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.  ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!  Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.  Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.  Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.” Salmos 119.1 al 8   La plenitud de la bendición de Dios está reservada para sus hijos cuyas vidas están caracterizadas por hacer siempre lo que es honesto, recto, verdadero, bueno y apropiado según su Palabra.  Siendo ya justificados por fe, tenemos la habilidad de andar por fe en la justicia práctica.  Somos justos y Dios espera que nos conduzcamos como justos. Andar en justicia no es una opción para el creyente.  Es la norma.  El camino de justicia es el único camino que guía a la plenitud de la bendición, provisión, protección, recompensa y herencia de Dios.
Así como hay bendición por andar justamente, hay consecuencias por andar impropiamente.  Ya hemos visto que Dios trata con los pecados de sus hijos en una manera distinta que con los pecados de los impíos.  Somos declarados eternamente justos en Cristo en cuanto a la culpa y pena del pecado.  Somos protegidos de la condenación e ira de Dios que mandará a los incrédulos al lago de fuego.  Sin embargo, el Señor, siendo justo, juzga a su pueblo en cuanto a la justicia práctica.  En Apocalipsis capítulos 1 al 4 vemos a Jesús en medio de su pueblo juzgando con justicia lo que es apropiado y lo que no es en la vida de cada uno de los suyos.  Con amor y paciencia alaba lo bueno que ve, renuncia lo malo y señala el camino recto.  Para los que se arrepienten hay perdón y restauración a una posición de gran bendición.  Para los que siguen en su injusticia hay disciplina; la pérdida de la comunión con Dios y todos sus beneficios de protección y provisión.  (1ª Corintios 11.27 al 32)  ¡Qué glorioso es andar en bendición en esta vida!  Aun en tiempos de prueba hay gozo porque sabemos que saldrá para bendición.  Pero cuán penoso es sentir la mano castigadora de nuestro Padre, a menos que nos arrepintamos para disfrutar el fruto apacible de justicia.  (Hebreos 12.11)  Es preciso que nos demos cuenta de la presencia de Jesús, el Justo, en nuestro medio.  ¿Le importa a usted lo que Dios llama bueno y lo que llama malo?  Le importaba a Pablo.  Vivía su vida para agradarle en todo.  “Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.  Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”  2ª Corintios 5.9; 10  Pablo nos enseña que los beneficios por andar en justicia van más allá de esta vida y afectan nuestra recompensa en la eternidad.  Así es también con las consecuencias de vivir contra la voluntad de Dios.  Hay pérdida de recompensa y de la plenitud de herencia y gloria.  No habrá condenación para el creyente infiel, pero habrá juicio de sus obras.  Cada creyente será feliz en los cielos, pero los fieles disfrutarán mayor gloria y mayor gozo.  El apóstol Pablo anheló la plenitud de Dios y fielmente sirvió al Señor en justicia, a pesar de todas las dificultades y le fue asegurada la suprema recompensa de justicia, la corona de justicia.  “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.  Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”  2ª Timoteo 4.7; 8  Sea nuestra ambición hacer siempre lo justo delante del Señor.

Quiero dejarle con un pensamiento final acerca de la justicia de Dios.  Su justicia no tiene que ver con juicio no más, sino también tiene que ver con el cumplimiento de sus promesas de gracia.  “Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia.”  Salmo 143.1  David supo que Dios había prometido ciertas bendiciones a los que le temen, incluyendo la bendición de oraciones contestadas.  También supo que Dios siempre hace lo recto, lo verdadero y lo honesto porque es justo.  No es justo mentir, por lo tanto Dios no miente.  Si Dios promete algo, lo cumplirá según su justicia.  “...Cumpliste tu palabra, porque eres justo.”  Nehemías 9.8  En 1ª Juan 1.9 leemos que recibimos perdón de nuestros pecados que impiden nuestra comunión con nuestro Padre porque él es fiel y justo para hacer lo que dijo que haría.  Cada promesa de gracia que Dios nos ha dado en su Palabra él la cumplirá porque él es justo.  Me regocijo que mi Dios es justo.

Lecciones Sobre Daniel

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 11

por David Franklin

Lección Once - Capítulo 6.1 al 9

Recuerde que los primeros seis capítulos de Daniel son más que simplemente un registro histórico.  Son también cuadros proféticos, que muestran por paralelo vivo lo que los judíos viviendo en un mundo dominado por los gentiles pueden esperar.  Puesto que el cuadro es de los judíos piadosos, no de los creyentes de la edad de la Iglesia (entre los cuales no hay ni judío, ni gentil) y ya que muchos de las profecías de Daniel quedan sin cumplimiento todavía, creemos que este paralelismo profético se refiere a los judíos que creerán después de la edad de la Iglesia, pero antes que el reino milenario de Cristo esté establecido por completo en la tierra.
En estos versos tenemos la última de estas profecías “vivas” de la vida de Daniel.  Así que, es de especial importancia que la liberación de la boca del león esté descrita aquí.  Pedro escribió; “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.”  1ª Pedro 5.8  Esto fue escrito en un tiempo de grande persecución al principio de esta edad de la Iglesia.  El llamamiento verdadero de Pedro fue a los judíos, y no a los gentiles, aunque Dios le usó para introducir el evangelio a los gentiles.  (Gálatas 2.7 al 9 y Los Hechos 10)  Por eso,  concluimos  que las cartas de Pedro tendrán grande aplicación al Israel piadoso durante el tiempo de persecución conocido como la gran tribulación o “la angustia de Jacob.”  Hoy día, aunque en verdad enfrentamos una lucha, tratamos mucho más con “las asechanzas del diablo,” Efesios 6.11 y con “hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,” Efesios 4.14 que lo hacemos con la furiosa, rugiente violencia abierta del león.  Es de esta última que los creyentes israelitas necesitarán liberación.
Mientras estudiamos la liberación dada a Daniel, recuerde que la manera milagrosa en que él fue guardado de la muerte no es la única manera que Dios libra de aquel viejo león, Satanás.  Pablo escribió, sin duda, unos meses o semanas antes de su ejecución bajo la mano de Roma; “Así fui librado de la boca del león.  Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial.”  2ª Timoteo 4.17, 18  Mientras que él escribió, sabía que su carrera terrenal había terminada.  Su liberación física y natural del “león” fue temporaria; pues su preservación no iba a ser física, eso es, mantenido vivo en el cuerpo hasta la venida del Señor.  Sabemos que él resucitará en un cuerpo glorificado para tomar su lugar en el reino celestial (en contraste con el reino terrenal el cual Israel salvado disfrutará), pero la liberación verdadera de Pablo de la boca del león está en el hecho que Satanás no tiene poder para dañar la fe ni el espíritu de la persona que confía en Dios.  Dios ha cerrado la boca del león.  Esta es la liberación verdadera en cualquier edad.
Ahora, vamos a considerar los detalles del capítulo por preguntar porque Daniel se encontró a sí mismo en dificultades.  Al contestar la pregunta, veremos lo que pronto traerá persecución del anticristo sobre un grupo de judíos fieles.  Dos palabras contestarán la pregunta: envidia, y rebelión.  Daniel fue elegido por Darío para servir como el principal de los príncipes del reino.  Los otros ocultaron del rey su enojo y resentimiento (aunque sin duda Daniel se dio cuenta), pues querían ese lugar para sí mismos y menospreciaron el juicio del rey que no lo dio a ellos.  La razón porque Darío prefirió a Daniel más que los otros fue, “porque había en él un espíritu superior.” (verso tres)  (La Versión Moderna usa “preeminente” en lugar de “superior,” la Versión Antigua usa “abundancia de espíritu.”  La idea es: “excelente espíritu.”  Nota de los editores)  Este excelente espíritu fue el espíritu de Cristo, y especialmente el Espíritu de Dios.  Sin duda, Darío no se dio cuenta de esto, pero él observó una excelencia en el carácter de Daniel, y determinó darle el lugar por el cual fue calificado.  Fue su propósito que Daniel tuviera completo dominio sobre todo el reino de Babilonia.  Los siervos de Satanás no quisieron que el piadoso, humilde Daniel fuese su cabeza, aún como Satanás no quiere que Dios sea la suya.  (Isaías 14.13, 14 y Ezequiel 28.2, 3)  
Una vez que Israel comience a tomar de su “excelente espíritu,” Dios mostrará que propone darles primer lugar en la tierra.  “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.  Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas.  Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.”  Isaías 2.2, 3  Lo que Isaías predice en estos versos no tomará lugar hasta después de la gran tribulación.  Mientras el poderoso ministerio ungido de los dos testigos se desenvuelve (Apocalipsis 11.3 al 6), el propósito terrenal de Dios hacia Israel será manifiesto al mundo.  El anticristo y sus cohortes odiarán a los judíos porque el poder será quitado de ellos y otorgado a los judíos.
Tal vez los enemigos de Daniel tenían razones “patrióticas” por su odio.  Daniel fue quien anunció el juicio sobre Babilonia, pero él nunca fue como uno de ellos.  Sería natural (aunque no razonable ni justo) que acusaciones de traición fuesen dadas contra Daniel por los Babilonios quienes despreciaron su justicia, su sabiduría, y su Dios.
¿Qué acusaciones serán hechas contra Israel cuando los dos profetas judíos comiencen a declarar la ira de Dios contra los rebeldes gobiernos gentiles?  El hombre de pecado estará aumentando en poder y popularidad; será aclamado como el salvador de la humanidad, y como uno que puede resolver los espantosos problemas políticos, económicos, y sociales de la raza espantada.  ¿Serán recibidas las justas declaraciones de los testigos fieles de Dios, puesto que ellas contradirán la mentira que las masas de humanidad querrán creer?  Cuando sus advertencias estén respaldadas por muerte, sequía, y plagas sobre aquellos que se los oponen, ¿qué será la reacción del mundo hacia la nación de Israel?  Muchas excusas aparentemente razonables serán dadas entonces para el odio violento y persecución abierta de los judíos, pero envidia impía y rechazo del propósito de Dios estará en su corazón.
La palabra “ocasión” en los versos cuatro y cinco es “pretexto” en hebreo.  Aquellos quienes buscaron destruir a Daniel tuvieron un problema.  La fidelidad de Daniel era tal que no podían encontrar nada que apoyara acusación alguna contra él.  Mientras Daniel se rindió al excelente espíritu que estaba en él, aún los asuntos ordinarios de sus labores diarios fueron más allá de reproche; esto es un testimonio verdadero del poder de Dios obrando en una vida. A pesar de eso, esos hombres que conspiraron contra Daniel fueron políticos profesionales; sabían que en cuanto a dañar la reputación de un hombre, “donde hay voluntad, hay manera.”  Si no pudieron arreglar las cosas para aparentar mal en cosas naturales, lo harían en cosas espirituales.  “Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.”  (verso cinco)
La manera de ellos de incitar al rey contra Daniel fue para proponer al rey una ley nueva y lisonjeadora: “que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.”  (verso siete)  Tal ley parecería llevar adelante los propósitos de uno quien estaba estableciendo su autoridad sobre los pueblos conquistados.  Demostraría que su reino fue suficiente para suplir cada necesidad de aquellos que le sirvieron y obedecieron.
A la mente natural, puede aparentar que haya bien en tal ley.  ¿Se acuerda cómo el Señor describió al rey Nabucodonosor en Daniel 4.12?  Fue mostrado como un árbol.  “Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.”  Dios lo ha arreglado de tal manera que un gobernante que correctamente lleva a cabo sus obligaciones ordenadas llega a ser una fuente de gran bien natural a aquellos que son gobernados.  Es importante, tanto del punto de vista natural, como del espiritual, que reconozcamos esta verdad.  Haciendo así, nos guiará a someternos a aquellos en autoridad, y disfrutar de mayor quietud y prosperidad.
El problema era que el decreto fue más allá de establecer el poder y el beneficio del reino de Darío.  Interfirió con la adoración sumisa del hombre del gran Gobernante y Proveedor de todas las necesidades.  Parece que la humanidad siempre va demasiado lejos en señalar cualquier trozo de utilidad y bien terrenal que pudiera encontrar en sí mismos.  Darío fue decepcionado por su propio orgullo.
Describiendo lo que él había visto en una visión concerniente al profeta falso quien actuará a favor del anticristo, Juan dijo: “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.” Apocalipsis 13.15  En Apocalipsis siete, vemos a 144.000 judíos sellados.  Ellos, como Daniel, serán mandados a ofrecer sus oraciones a un hombre.  Rehusarán y serán librados del foso de “león.”  ¿Cuál es el foso de Satanás?  El mundo.  En Apocalipsis catorce, vemos a los 144.000 salidos de la tierra y parándose sobre el monte celestial.  Compare con Hebreos 12.22  Librados de la boca del león, estarán altamente exaltados por el Rey quien los amó y dio su vida por ellos.  Esta es la esperanza dada a los judíos a través del relato delante de nosotros.
Es obvio que no todo Israel tendrá parte con los 144.000.  Algunos no creerán para salvación a tiempo.  Como no todos los creyentes de hoy día aceptan el sello del Espíritu Santo (Efesios 1.13), así habrán, sin duda entonces, israelitas salvados que no le recibirán inmediatamente.  Nadie es sellado sin recibir el Espíritu.  Aquellos que no reciben el sello del Espíritu Santo dentro de los primeros tres años y medio profetizados, no tendrán lugar entre los 144.000, tal como los que no reciben a Cristo durante ese período.  Tanto el sello del Espíritu como la constancia de vida parecen ser requisitos para aquellos que escaparán del foso del león.

Hay una lección aquí para nosotros.  Qué oportunidad está puesta delante de nosotros en esta edad de la Iglesia.  Podemos recibir a Jesucristo como Salvador, ser llenados con el Espíritu Santo, vivir vidas que están de acuerdo con la palabra de Dios, y mirar adelante a la llamada alegre, “sube acá.”  ¿Pero qué de aquellos quienes gastan su tiempo de oportunidad?  ¿Hace Dios distinción de personas?  ¿Hará excepción por nosotros que él no haría por los judíos?  Considere bien, hijo de Dios, y que el Espíritu más excelente de Dios hable a su corazón.

domingo, 16 de octubre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 10

por Virgilio Crook

Lección Diez - Verso Tres

(segunda parte)

“Confortará mi alma” 

La segunda razón porque una oveja se encuentra “abatida,” o pata para arriba, es porque tiene demasiada lana.  Cardos, espinas, lodo, su propio estiércol, y cuántas cosas más se pegan a la larga lana del animal.  Esto da extra peso, y generalmente es desproporcionado, de nuevo, cambiando el equilibrio de la oveja.  El peso desigual tiende a echar la oveja, aún la más robusta.  Así la oveja más fuerte puede llegar a ser “abatida” por su mucha lana.  El remedio en este caso es muy simple: cortar la lana.  De nuevo, hay para nosotros una lección en todo esto.  La lana, en la Escritura, nos habla de pecado.  “Y cuando entren (los sacerdotes del Señor) por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino (porque es tipo de la justicia de Jesús); no llevarán sobre ellos cosa de lana (porque es tipo del pecado), cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.”  Ezequiel 44. 17  “No vestirás ropa de lana y lino juntamente.”  Deuteronomio 22.11  No hay que mezclar la vida justa con la vida de pecado.  Aún el más fuerte puede caer si permite pecado en su vida, cosas contrarias a la voluntad del Señor no juzgadas.  Contemplemos lo que dice Nehemías en el capítulo trece, los versos 23 al 26: “...¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel?  Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.”  (verso 26)  Salomón era el más sabio de los hombre de su día, pero ser sabio no es suficiente.  Otro caso es el de Sansón, quien era el hombre más fuerte de su día, sin embargo a él, las mujeres hicieron pecar también.  Así que, ni la sabiduría,  ni la fuerza son suficientes para protegernos del pecado.  “Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella,” (la larga lana, el pecado no juzgado).  Proverbios 7:26  Tenemos que cortar la lana o en términos de los escritos del apóstol Pablo, juzgar la carne.  “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos  juzgados.”  1ª Corintios 11.31  Si permitimos el pecado no confesado en nuestra vida, tarde o temprano, llegaremos a estar “abatidos;” o sea, nos encontraremos pata para arriba.
Vamos a notar lo que podemos hacer para evitar de encontrarnos en esa posición de “abatido.”  Note las palabras del Salmo 32.8; “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos.”  Si andamos en la senda marcada por nuestro Pastor en la Escritura, vamos a evitar los pozos que nos echan de balde, pues él ha preparado un camino seguro.  Busque su voluntad y camino, no las comodidades y la senda más fácil.  Si andamos así, tenemos la seguridad de lo que David expresa en el Salmo 56:13, “Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.”  Para evitar caer en un pozo, es buena idea fijar los ojos en el Pastor, como Pablo nos exhorta en Hebreos 12.1; “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.”  Es cierto, que en esta vida, aunque seguimos fielmente al Señor, nos encontraremos abatidos de vez en cuando, pero andando fielmente con él, y juzgándonos en todo, podemos declarar con el apóstol Pablo: “perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos,” 2ª Corintios 4.9.  En esos momentos de aflicción, cuando estamos abatidos, tenemos a un Padre de misericordias y consolación que nos consuela, o nos conforta, nos da animo y nos restablece con su mano tierna y fuerte.  “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios,”  2 Corintios 1:3, 4.  

“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

Las ovejas son criaturas de hábito.  Eso es, harán la misma cosa, seguirán la misma senda día tras día, todos los días de su vida.  Usarán el mismo sendero, día tras día, hasta que llegue a ser nada más que un surco en el suelo. Apacentarán en el mismo lugar hasta que llegue a ser tierra árida.  La oveja, dejada sola, arrancará el pasto por las raíces dejando la tierra pelada por completo.  Muchos pastos ricos anteriormente, ahora son lugares estériles por esta razón.  Muchos tienen la idea que la oveja puede subsistir en cualquier lugar y por cualquier comida.  No es así.  Ningún otro animal necesita tanto cuidado y dirección.  Dejadas solas, destruirían toda buena tierra para pasto, todo lo que es para su bien, y se destruirán a sí mismas.
Como hemos notado antes, el hombre es como la oveja, y en este caso, no hay excepción.  El hombre es, como la oveja, criatura de hábito, aún si tal hábito es dañoso.  “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14.12  Aunque el fin de su senda es la muerte, el hombre sigue, como lo ha hecho por siglos, andando por ese camino porque le parece bueno.  “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino...ellos mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.” Isaías 53.6; 56.11.  
Quisiera notar tres frases separadamente en la última parte del verso tres.  Primero: “me guiará,” segundo: “por sendas de justicia,” tercero: “por amor de su nombre.”  

Primero: “me guiará.”  La palabra “guiar” significa: correr con un resplandor o brillo; fluir,  conducir, proteger, sostener.  La oveja tiene que ser guiada, así  también es el hombre.  Gracias a Dios que hay uno que nos guiará.  Hay dos maneras en que podemos vivir nuestras vidas; por nuestra propia manera o la manera de Dios.  El Señor nos guiará en la senda correcta, la de justicia, una posición correcta con él.  El camino de Dios es el mejor camino, el camino de Dios es el camino correcto.  “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí...A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Juan 14.6; 10.3 al 5  Hubo un hombre que tenía miles de ovejas y un pastor muy ignorante que no tenía estudio en la escuela.  Apenas pudo contar hasta 10.  En una ocasión, para burlarse de él, el hombre pidió al pastor contar las ovejas sabiendo que no pudo hacerlo.  “Cuéntame las ovejas para saber si todas están,” le dijo.  Pasó un largo rato y el pastor volvió.  El pastor dijo a su señor que había 3.521 ovejas.  Sorprendido, el hombre le preguntó como lo sabía, puesto que no supo contar.  “Bueno,” dijo el otro, “estaba Juana, Marta, Josefa...” y siguió así contando por nombre todas las ovejas.  El no pudo contar, pero había puesto nombre a todas, y las conocía a todas.  Así es nuestro Pastor, nos conoce por nombre, y nos cuida a cada uno personalmente.

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 10

• Justicia •

por Douglas L. Crook

(primera parte)

“Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras.”  Salmos 145.17
El atributo de la justicia de Dios es muy semejante al atributo de su santidad, pero tal vez con otro énfasis.  La verdad que Dios es santo recalca lo que Dios no es y lo que no tiene.  Dios no es contaminado, impuro o inmundo.  No tiene nada en su carácter que corrompe, degenera o destruye.  Es sin pecado y apartado de ello.  La verdad que Dios es justo da énfasis que su carácter es hacer siempre lo que es recto, honesto, verdadero, bueno y apropiado.  En esta lección vamos a decir mucho de “su justicia”.  La frase, “su justicia”, tiene dos sentidos.  Primero, habla de su norma o regla establecida de lo que es apropiado y lo que no es.  Ya que él es el Creador, y este universo es suyo, tiene el derecho de establecer la regla.  Su justicia también habla de su fidelidad de hacer todo lo que hace conforme o según esa norma y de su fiel ejecución judicial de esa norma.
“Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas.  El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” Génesis 18.25   Es preciso que entendamos que todo lo que Dios hace y permite en nuestra vida y la vida de cada  ser humano es justo.  Si Dios trata con bendición y misericordia o si trata en silencio o en juicio, nunca dude que lo que hace es recto, honesto, verdadero, bueno y apropiado.  “...Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:  Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado.”  Romanos 3.4  Cuando acusamos a Dios de no hacer lo apropiado en una situación, nosotros seremos juzgados como equivocados cuando toda la evidencia se presenta.  Dios es soberano y es Juez de toda la tierra.  Debemos siempre justificar a Dios y honrar su justicia en todos sus hechos.
En el libro de Apocalipsis en la Biblia leemos de varios juicios horribles que Dios mandará sobre toda la humanidad.  Habrá muerte, hambre, sed y toda clase de dolor.  El último juicio será el lago de fuego al cual Dios mandará a todos los que han rechazado a su Hijo Jesús.   Será un lugar de sufrimiento eterno.  Muchos dicen que no es posible que el Dios de amor haga tales cosas.  “No es bueno o apropiado,” dicen.  Pero todo lo que Dios hará durante ese tiempo de tremenda tribulación será según su justicia.  “Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas... También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.”  “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.”  Apocalipsis 16.4, 7; 19.11   En el capítulo 20 del mismo libro de Apocalipsis leemos del trono blanco donde Dios entregará su sentencia final al pecador.  Aquel juicio no será según la crueldad de Dios, sino según las obras de cada individuo.  En otras palabras, sus obras serán medidas al lado con su justicia y juzgadas apropiadamente.  Dios ha revelado su voluntad o norma desde el comienzo del tiempo. Su justicia ha sido proclamada por sus siervos fieles en cada edad.  El hombre ha sido avisado de las consecuencias de rebelarse contra su regla establecida.  Por medio del evangelio de Jesucristo, Dios ha revelado su justicia claramente.  “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”  Romanos 1.17 al 20  Juicio eterno espera a todos los que se oponen a su justicia.  Los juicios horribles de Apocalipsis, porque son juicios justos, nos muestran la inmensa culpa del hombre en pisotear la gracia de Dios.
¿Si Dios es tan justo y el hombre tan culpable, cómo puede el hombre ser salvo?  La respuesta es que Dios trató con nuestros pecados según su justicia.  Los pecadores, Adán y su raza, fueron declarados culpables y condenados a morir.  “...Sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”  Hebreos 9.22  Dios empezó inmediatamente a revelar, poco a poco, la ley de substitución.  Fue manifestado que la muerte de un substituto sería aceptada para pagar la deuda del pecado contra la justicia de Dios.  Este substituto tendría que ser sin pecado, justo.  Este inocente tendría que derramar su sangre en lugar de los culpables.   Hubo muchos tipos y sombras de este substituto en el Antiguo Testamento, pero todos señalan a Jesús, el Hijo de Dios encarnado.  “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”  2ª Corintios 5.21  Ninguno podrá estar delante de Dios en su propia justicia.  Somos aceptos por Dios sobre la base de que Jesús hizo todo lo que la justicia de su Padre demandó.  En la cruz del calvario pagó el precio de nuestros pecados según las justas demandas de Dios.  Siendo un Dios de amor, quiso salvarnos, pero siendo un Dios justo, no pudo pasar por alto nuestro pecado.  La provisión de su gracia satisfizo su justicia.  El Justo tomó el lugar de los injustos.  Por lo tanto, Dios es justo y el que justifica.  (Romanos 3.21 al 28)  En Cristo cumplimos y satisfacemos todo lo que Dios requiere para estar en su presencia como aceptos, como justos.  Al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, Dios nos ve en Cristo eternamente.

El glorioso evangelio ahora revela que la única manera de ser justo es por fe en Jesús.  El hombre tiene que creer lo que Dios dice acerca de su Hijo.  El Padre ha declarado que Jesús cumplió su voluntad y satisfizo su justicia.  Ira y juicio son reservados para los que se oponen al evangelio, pero vida eterna es la herencia de los que ponen su fe en Jesús.  “su fe le fue contada por justicia.”  Romanos 4.22   Así, como con todos los atributos de Dios, el creyente no teme la justicia de Dios, sino está agradecido por ella.  Es por su justicia que hemos recibido la provisión de justicia.  “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”  1ª Corintios 1.30  Si no fuese por esta justificación por fe en el sacrificio del Justo, seríamos eternamente condenados y apartados de la bendita presencia de Dios.  Verdaderamente, “Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras.”  Salmos 145.17

Lecciones Sobre Daniel

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 10

por David Franklin

Lección Diez - Capítulo 5.5 al 31

El momento había venido para ejecutar el juicio contra Babilonia por sus intemperancias.  Este juicio había sido profetizado por mucho tiempo ya, y sólo por la longanimidad del Señor no se apuró en destruir a los pecadores, pero por causa del descuido y olvido de los Babilonios tocante al poder y la palabra del Señor, no hicieron caso a las advertencias que él dio tan bondadosamente.  Ahora, no hubo más tiempo. 
En medio de la jarana del rey, al apogeo de la burla que él hizo de Jehová, “aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real,” de Belsasar.”  Daniel 5.5  Se dice del rey, quien fue tan audaz y fuerte en su alabanza de los dioses falsos, tan valiente en su uso de los vasos de Dios para la idolatría, que “y sus rodillas daban la una contra la otra.”  (verso 6)  Así es siempre.  Aquellos que se hacen de sí mismos fuertes en rebelión contra Dios se revelan como débiles al fin.  No sea engañado por la aparente fuerza de Babilonia la grande.  Cuando llegue el tiempo de juicio, ningún poder podrá resistir su propósito.  No requiere la mano abierta de juicio y poder para realizar esto, sino sólo la parte de la mano que escribe, sólo su Palabra.
Daniel había llegado a ser un extraño en el palacio donde Nabucodonosor le había levantado a tal lugar alto.  El le apartó a sí mismo del espíritu Babilonio de idolatría opulenta mientras estaba en la escuela de los magos, muchos años antes.  Con la muerte de Nabucodonosor, parece que el viejo espíritu pagano del imperio se reafirmó a sí mismo.  Como no era dispuesto a participar de las supersticiones religiosas de Babilonia y sus abusos carnales, Daniel se encontró a sí mismo fuera del círculo favorecido.  Cuando la gente desciende al pequeñez espiritual, no están dispuestos a encontrar lugar para los grandes espirituales como Daniel.  Algunos hoy día cuestionan la doctrina sana, diciendo que si fuera buena y veraz, obtendría una audiencia mejor.  Que tales lean 2ª Timoteo 4.3, “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina.”
En su terror, Belsasar llamó a los expertos del palacio, educados en la superstición, los hombres “sabios.” A diferencia de Nabucodonosor, quien había reinado con autoridad y poder, el débil Belsasar buscó comprar alivio para su temor; pues ofreció el puesto de ser, “tercer señor en el reino,” (verso 7) a aquel que interpretaría la escritura.  (Aunque Nabucodonosor está llamado su padre en los versos 11 y 18, Belsasar era realmente el nieto de Nabucodonosor.  No es un error, sino está de acuerdo con el uso de la Escritura.  Belsasar reinó como regente junto con su padre, como el segundo señor en el reino; así el lugar de tercer señor fue la recompensa más grande que él pudo dar.)
Verdaderamente esta oferta fue según el espíritu de Babilonia.  La madre de rameras es, más allá de todas las cosas, un comerciante con quien nada es sagrado.  Ella cree que un precio monetario se puede fijar en todas las cosas.  Babilonia, con todos sus gobernantes y siervos, no sabe nada de recibir gratuitamente por gracia,  ni de un Dios cuya sabiduría y bendiciones no pueden ser compradas.  Compare con Hechos 8. 9 al 23.
Si Daniel había llegado a ser un extraño a los corredores de poder Babilonio, no fue olvidado por completo.  Cuando todos los sabios necios de Babilonia fracasaron en intento para interpretar lo que la mano de Dios escribió, la reina vino al banquete.  Ella hizo recordar a Belsasar que hubo un hombre entre los muros de Babilonia en quien fue hallado un espíritu excelente, uno que  tenía entendimiento, y quien con certeza pudo mostrar la interpretación de lo escrito.  Este hombre, por supuesto era Daniel.
Hemos visto que Daniel es una figura de los piadosos judíos viviendo bajo un sistema gentil de gobierno mundial.  Note el hecho que cuando el tiempo venga para que Dios juzgue a Babilonia, la gran ramera e iglesia que han crecidas bajo la mano de los gentiles, serán los judíos que alzarán voces santas para proclamar el juicio de Dios sobre ella y sobre los que se juntan con ella.  Lea Apocalipsis once.
En el sistema Babilonio, donde se supone que todos los hombres pueden ser desviados de la verdad por un precio, es sólo “lógico” que los hombres de igual manera hablarán la verdad sólo por un honorario apropiado.  Se dice que cuando se hizo un intento para sobornar a Martín Lutero para que pusiese a un lado la verdad, el hombre que hizo el intento fue maravillado porque Lutero no amó el dinero.  Daniel no era de Babilonia y como Lutero no amó el dinero.  “Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.”  (verso 17)  Mire las escrituras; observe la religión; ¿es la verdad declarada más claramente donde el mensajero no hace caso de la ganancia, o donde el evangelio (o algo llamado evangelio) está comercializado?
En Juan 10.12, 13, Jesús describe el carácter del asalariado religioso, diciendo como el tal no tiene cuidado por la grey del Señor, y se huye cuando angustia o peligro amenaza.  Por causa que el interés propio es su único motivo, el bienestar de otros no le interesa para nada.  Escuché el relato de un asalariado de cierta denominación a quien fue ofrecido el púlpito de una congregación más grande, con un salario más grande.  El hizo una reunión de la junta directiva de la congregación donde estaba sirviendo supuestamente, y dijo que aunque no quiso salir, lo haría si ellos no igualaron a la oferta que él  recibió.  Ellos la igualaron, y él se quedó.  ¿Se puede imaginar tener que depender de tal hombre para sus necesidades espirituales?  Sin embargo muchos lo hacen, sin pensar dos veces.
Por supuesto, parte de la falta de interés de Daniel en la recompensa que le fue ofrecida fue porque lo que Belsasar le ofreció no tenía nada de valor.  El reino de Babilonia estaba por caer.  La cabeza de oro estaba por pasar al pecho y los brazos de plata.  Cuán poco entendimiento los hombres de la religión Babilonia muestran, por fijarse en los oficios y riquezas de este mundo como premios dignos de poseer.  Satanás procuró corromper el incorruptible Hijo de Dos por tales medios, ofreciéndole los reinos de la tierra; por supuesto, él fracasó en su esfuerzo aquel día.
¿Quién fue aquel que promovió a Lot a desear ser un juez en las puertas de Sodoma.  ¿Fue Dios?  ¿Puede ser (como muchos proclamen) que Dios es aquel quien promueve a los hombres de religión a buscar poder a través  de la política hoy día?  ¿Es posible que él quien mandó a su Espíritu e invistió a los hombres con poder de lo alto, instigaría ahora a su pueblo a buscar poder terrenal?  No, él fija nuestros ojos en las cosas que duran, si le permitimos hacerlo; es otro que vuelve los corazones de los hombres a las cosas que no durarán.  Es cierto, Dios había puesto a Daniel en un lugar de gobierno, pero Daniel nunca buscó tal lugar por sí. En verdad, hablando humanamente, Daniel estaba en Babilonia contra su voluntad.  Lea Mateo 24.37 al 39.  Jesús no condenó normales, limpias actividades humanes.  El señaló la necedad de poner alto valor sobre asuntos temporales cuando el juicio está por caer.
Antes que Daniel pudiera leer e interpretar la sentencia que Dios había apuntado contra Belsasar y Babilonia, fue necesaria para él dar la causa justa del juicio de Dios.  El presentó un mensaje de reprensión ante el rey que probó que Belsasar había gastado una vida de oportunidad espiritual.  Esta declaración contiene una verdad de la cual todos, incluyendo gente salvada, harían bien en aprender.
La sustancia de lo que Daniel dijo al rey fue que los hombres son responsables, no sólo de aprovecharse de los tratos directos de Dios con ellos, sino también aprender de las experiencias espirituales de otros.  Daniel enumeró cada paso mayor en el progreso de Nabucodonosor: Dios le dio un trono y grande poder; él alzó su corazón en orgullo; Dios le mandó juicio; el aceptó la autoridad del Dios más alto.  El punto principal que expuso el descuido completo de Belsasar en asuntos espirituales fue lo siguiente; “Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto.”  (verso 22)  Belsasar no había olvidado a Daniel realmente, su enseñanza, y su Dios, sino eligió no hacer caso de ellos.
He contado diecinueve casos en Los Reyes y Crónicas, donde los reyes de Judá e Israel, fueron medidos (generalmente desfavorablemente) por la vida del rey David; fueron responsables por aprender de su vida piadosa.  Martín Lutero, dándose cuenta que todas sus propias obras le dejaron un pecador, se enteró de una justicia por fe de los escritos de Pablo, a quien el Señor lo había revelado directamente.  En un nivel, la Escritura es simplemente un registro de las experiencias que otros han tenido con Dios, escritas para nuestra instrucción.  Lutero aceptó su responsabilidad ante Dios y aprendió lo que había sido mostrado a otros.  Mirando más adelante, sabemos que Dios mantendrá “Misterio, Babilonia la grande” responsable por no hacer caso de la verdad y la justicia, como han sido reveladas a los seguidores de la verdadera piedad en la edad de la Iglesia.  Belsasar fue responsable por su ignorancia espiritual porque había rehusado aprender las lecciones de su abuelo, Nabucodonosor.
Así que, somos responsables de aprender de los tratos de Dios con otros, si esos tratos están registrados en la Escritura o son parte del ambiente de familia y conocidos de todos los días.  Esto elimina una excusa dada por pecador y santo: “pero el Señor nunca me dijo tal y tal cosa.”  Puesto que Dios ha dicho a otros, somos responsables a hacer elecciones espirituales sobre esa base.  Esta clase de sabiduría está ejercitada en asuntos de negocios, ciencia, la política, guerra, etc.; aquellos quienes hacen estas cosas sin beneficiarse de lo que otros han aprendido tienen que pagar el precio de fracaso.  Uzías murió porque no aprendió lo que Dios mandó a Moisés.  (2º Samuel 6.6, 7 y Números 4.15)  Aunque no se haga caso de la verdad, igual es verdad revelada.
Después de esta lección, la escritura y su interpretación sólo pueden ser vistos como justos.  “Enumerado, pesado, dividido.”  Lea los versos 25 al 27 para ver la interpretación de Daniel, se explica a sí misma, y no necesita comentario.  La tragedia no es que el trono de un imperio cayó, sino que un hombre rechazó la verdad, fue pesado contra la gloria de Dos (Romanos 3.23), y tenía que ser juzgado en justicia por sus pecados.  En cuanto al reino, fue verdaderamente enumerado en su tiempo de existencia; pues aquella misma noche, la ciudad cayó al ejercito de Darío (un general peleando bajo Ciro.)

Al terminar, vale la pena notar que Daniel aceptó la cosas que Belsasar había ofrecido.  Aunque él sabía mejor que cualquier otro en aquella noche cuán inútiles fueron estas cosas en la luz del juicio eminente, el también sabía que no había mal en ellas mismas.  No son las posesiones y posiciones que el mundo ofrece que destruyen a los hombres espiritualmente, sino su propia necia ambición.

viernes, 16 de septiembre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 9

por Virgilio Crook

Lección Nueve - Verso Tres

“Confortará mi alma”

La palabra hebrea traducida “confortará” aquí significa: “dar la vuelta, retornar, volver de nuevo, traer de nuevo, librar, restaurar a una condición anterior, traer de nuevo a casa.”  El significado básico es: “movimiento de nuevo al punto de partida.”  También significa: “traer devuelta la vida de uno, o renovarle o reanimarle.”  Este parece ser el significado principal aquí en el verso tres del Salmo 23.  “El reanima mi vida.”  “El restablece y renueva mi vida.”  Aquí tenemos otro pensamiento y valiosa verdad en cuanto al cuidado del Pastor por sus ovejas.  El nos anima y nos restablece en tiempo de necesidad.  Tenemos varios ejemplos de esta verdad en la palabra de Dios.   Vamos a considerar dos de ellos.   David en el libro de 1º Samuel y Sansón en el libro de Los Jueces son dos casos que muestran esta verdad.  “Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.”  1º Samuel 30.12  Otra versión dice: “Después que comió, recobró sus fuerzas.”  David estaba cansado y sin fuerzas, pero la comida le reanimó, le dio nueva vida y fuerzas.  Tenemos la misma idea en cuanto a Sansón en Jueces 15.19 donde la misma palabra hebrea está usada.  “Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy.”  Vemos lo mismo aquí en el caso de Sansón, cansado después de una pelea cansador, fue reanimado y revivió su espíritu.  Dios los había confortado, restaurado; a David por medio de una mujer juiciosa y generosa, a Sansón por un milagro.  
¿Necesitamos algunas veces estar reanimados, restablecidos, renovados en espíritu en nuestro andar cristiano?  ¿Tenemos a veces una necesidad como hijos de Dios de ser levantados de nuevo?  ¿Se siente Usted decaído a veces, sin poder de reanimarse a sí mismo?  Yo creo que tenemos que contestar “SÍ” a todas estas preguntas.  Alguna vez en nuestra vida como hijo de Dios nos encontramos sin fuerzas para salir de una situación.  David fue uno de los más valientes israelitas que la Biblia registra, fue guerrero de primera, pues mató a Goliat y libró a Israel de muchos otros enemigos, peleando en muchas batallas.  Pero aún a David le faltó fuerzas a veces.  Fíjese en sus palabras escritas en el Salmo 42: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?  Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.  Dios mío, mi alma está abatida en mí; me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.”  Salmo 42.5, 6  Sin duda, David tuvo esta experiencia muchas veces en su larga y fructífera vida, tanto como pastor, como soldado y luego como rey de Israel.  El usa el término una vez más en el Salmo 43.5.  La palabra hebrea “te abates” significa: “hundirse o deprimir o bajar.”  Algunos sinónimos son:  triste, sin espíritu, melancólico.  Vamos a ver primero como este término se aplica a las ovejas y después veremos como nos toca el término “abatido.”
“Oveja abatida” es un término que los pastores de ovejas usan en el oriente para describir la condición de una oveja que por alguna razón se encuentra pata para arriba, sobre sus espaldas.  Dice un autor sobre el tema: “Este es un antiguo término inglés usado para describir una oveja que se ha vuelto sobre sus espaldas (pata para arriba) y no puede levantarse por sí misma.”  La oveja en esta posición es tal como la pobre tortuga cuando se encuentra pata para arriba.  No hay manera en que pueda ayudarse a sí misma a ponerse de pie devuelta.  En el caso de la oveja, estar en esta posición mucho tiempo es muy peligroso.  Si se queda en esta posición, morirá dentro de dos horas si el tiempo es caluroso, y lo máximo sería dos días si el tiempo es medio frío o fresco.  Los gases comienzan a formarse en el cuerpo del animal y éstos cortan la circulación de sangre, especialmente a las piernas.  Los animales de rapiña conocen bien esta escena y rápidamente toman ventaja de la situación y la oveja se encuentra aún más indefensa que nunca.  De nuevo el bienestar de la oveja depende de la actitud alerta del pastor.  El tiene que vigilar constantemente, observando a todas las ovejas, sabiendo cuales están y cuales no están.  Tiene que conocer las características de todas sus ovejas.  Gracias a Dios que nosotros tenemos el Pastor más alerta que existe.  El  Salmo 121 cuenta de su capacidad para mantenerse alerta para cuidar a sus ovejas.  “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.  He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.  Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.”  Salmo 121.3 al 5  Aunque habla aquí de Israel, sabemos que el mismo Jehová nos guarda de la misma manera.
Algunas ovejas tienen el hábito de encontrarse en esta condición cada dos o tres días.  Esto, por supuesto, crea problemas innecesarios para el pastor.  Cuando él encuentra la oveja, muy suavemente le da la vuelta y comienza a fregar las piernas, todo este tiempo hablando suavemente a la oveja para calmar al animal que ha pasado un gran susto.  El da masaje a las piernas de la oveja para que la sangre pueda comenzar a circular de nuevo, así dando fuerza a las piernas otra vez.  
Como David, a veces decimos: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?  ¿Por qué estoy desanimado, triste, melancólico, oprimido y sin ganas?”  Nuestro Pastor conoce nuestra condición y viene para animarnos.  En tales tiempos él nos muestra su gracia y misericordia.  En vez de enojarse con nosotros, nos trata tiernamente, levantándonos suavemente y nos restaura el gozo y la fuerza de nuevo.  Fíjese en la actitud del padre en Lucas 15.3 al 6.  Nuestro Pastor, quien tiene la misma actitud como nuestro Padre, nos espera con brazos abiertos.  Note la promesa del Salmo 37.23, 24.  “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.  Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.”  

Hay dos razones principales porque la oveja queda pata para arriba (abatida).  Una es por buscar el lugar más cómodo para acostarse.  Esto consiste generalmente de un posito en el suelo en el cual la oveja puede acostarse cómodamente.  Si la oveja es un poco gorda, no puede mantener su equilibrio y como consecuencia se tumba y queda pata para arriba.  Esto tiene su lección para nosotros los hijos de Dios.  Nos habla de confiar en una confianza o seguridad falsa.  Habla también de buscar la forma más fácil de vivir, tomar el camino más fácil, buscar las comodidades de la vida.  Debemos prestar atención a la advertencia del apóstol Pablo en 1ª Corintios 10.12, “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”  Dios tenía que reprender a Israel por su actitud de buscar la comodidad fuera de tiempo.  “¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel!”  Amós 6.1  Jesús reprende la iglesia visible en su última etapa por la misma razón; lea sus palabras de reprensión en Apocalipsis 3.17.  La  iglesia visible en su último estado (lo que vemos aún hoy) se ve buscando comodidades en vez de confiar en el Señor.  El remedio en cuanto a la oveja que, buscando estar cómoda, se encuentra “abatida” es llevarla a un campo más escabroso, donde no hay tantos lugares cómodos.  Así nuestro Pastor nos trata también,  El permite cosas inoportunas en nuestra vida para que le busquemos a él, y no las comodidades.

Los Atributos De Dios

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 9

• Santidad •

por Douglas L. Crook

(segunda parte)

En la primera parte de esta lección ya hemos establecido, según la Biblia, que nuestro Dios es santo.  Santo quiere decir “apartado.”  Dios es apartado del pecado.  No es esclavizado a hábitos viles y destructivos.  Es libre de pensamientos y motivos impuros y de todo lo que corrompe y degenera el espíritu, alma y cuerpo del hombre.  También hemos visto que es por su santidad y la de su Hijo Jesús que los creyentes son declarados santos.  (1ª Corintios 1.1 al 3)  Por la sangre derramada de Jesús somos limpiados una vez para siempre de la mancha y culpa del pecado.  Nuestro destino eterno es en la presencia santa del Santísimo.  Por fe tenemos la santidad como provisión, por medio de la santidad de Dios y su Hijo.
Esta posición como santos nunca cambia porque está basada sobre la eficacia de la sangre purificadora de Jesús.  El apóstol Pablo saludó aun a los corintios carnales como santificados y santos.  Recuerde, la santidad es la naturaleza de Dios.  Nuestra santidad es una purificación que recibimos de Dios por fe.  El Santísimo nos ve eternamente como santos.  ¡Gloria sea a su nombre!
Sin embargo, hay otro aspecto de nuestra santidad que recibimos del Dios Santo, que es igualmente importante.  Es el aspecto de nuestra santidad práctica.  “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”  1ª Pedro 1.14 al 16  Si ya somos santos delante de Dios, ¿por qué tenemos esta exhortación de ser santos?  Porque está hablando de nuestra “manera de vivir.” La santidad práctica tiene que ver con la vida diaria.  Uno es santo en este sentido si diariamente su corazón está apartado del dominio y hábito del pecado y apartado para hacer la voluntad de Dios.  En contraste con la santidad que recibimos como provisión, que es una vez para siempre, este aspecto de la santidad es progresivo.  “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”  2ª Corintios 7.1  Diariamente necesitamos una limpieza de la contaminación del pecado que hay en este mundo.  Si no nos sometemos a esta limpieza, nos conduciremos como impíos en vez de como santos.  Esta limpieza nos aparta para hacer la voluntad de Dios y para ser su testigo fiel.  Cada creyente tiene la habilidad de andar en santidad porque tiene dentro de sí la santa vida de Cristo.
Es preciso que entendamos los dos aspectos de la santidad que recibimos del Santísimo.  Algunos recalcan solamente la santidad práctica y se equivocan en pensar que nos hacemos aceptos delante del Dios santo por nuestras obras, nuestra manera de vestirnos o por muchas otras cosas.  Procuran quitar la mancha de la culpa del pecado por su santidad práctica.  Si uno cree así, está negando la autoridad de la Biblia que dice que solamente la sangre derramada de Jesús tiene poder para limpiarnos de la culpa y penalidad del pecado y hacernos aceptos al Padre.  (Efesios 1.3 al 7)  Tal doctrina es peligrosa y roba a Dios y a su Hijo de su gloria.
Igualmente peligrosa es la doctrina de los que recalcan solamente la santidad que recibimos como provisión.  Piensan que si uno es salvo, no importa cómo vive porque ya es declarado ser santo y Dios siempre le verá como santo.  Enseñan que no hay ninguna verdadera consecuencia por andar en la suciedad de la carne y del mundo.  Lo que olvidan es que Dios es aún santo aunque vivimos bajo gracia.  Dios no ha cambiado.  No tolera el pecado en su pueblo más de lo que tolera en el incrédulo.  Su manera de tratar con el pecado del creyente y del incrédulo es diferente, pero no aguanta el pecado en ninguno.  El es santo.  “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.  Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.  Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.  1ª Corintios 11.29 al 32  La inmundicia del pecado de los incrédulos les separa eternamente de la presencia del Juez santo.  Son condenados al lago del fuego.  Los que tienen la mancha de la culpa del pecado no pueden entrar en su presencia santa.  La inmundicia del pecado del creyente le separa de la comunión íntima de su Padre santo.  “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar (librar,) ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.”  Isaías 59.1, 2  Nuestro Padre no puede andar con nosotros en una manera real y personal cuando andamos en rebelión contra su santidad.  El Padre castiga a sus hijos que andan en pecado, para que sepan que no conviene y que hay consecuencias negativas por andar así.  Si continuamos en el pecado perdemos el gozo y paz de su constante protección y provisión, y de la perpetua revelación de sí a nuestro corazón.  Perdemos eterna recompensa y gloria.  El valor de su presencia en nuestra vida y de su comunión íntima debe ser motivo suficiente para hacernos desear andar en santidad.  La posibilidad de perder tal comunión y recompensa debe advertirnos del peligro de andar en la inmundicia del pecado.
En Juan 13.10 Jesús ilustró bien la diferencia entre la santidad como provisión y la práctica.  “Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio...”  Uno que se baña fuera de la casa está todo limpio al ser bañado, pero caminando a la casa ensucia los pies.  No necesita volver a bañarse por completo, sino le falta limpiar sus pies no más.  De igual manera, uno que pone su fe en Jesús como su Salvador está limpiado de la culpa del pecado una vez para siempre por la sangre de Jesús.  Al ser salvo, no somos trasladados directamente a los cielos.  Tenemos que andar en este mundo lleno de pecado.  A veces llegamos a ser contaminados por el pecado por caer en tentación o descuido o indiferencia.  No necesitamos ser salvos de nuevo, sino nos falta limpiar nuestra manera de vivir no más.  La Biblia declara que el agente purificador que nos limpia de la contaminación del dominio y hábito del pecado es la Palabra de Dios.  “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.”  Efesios 5.25 y 26  “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” Juan 17.17  “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” Juan 15.3  La santificación práctica es cuestión de una limpieza diaria por la Palabra de Dios, la Biblia.  Lea la Palabra cada día y le convencerá de pecado, le guiará al arrepentimiento y le limpiará de la inmundicia para que pueda disfrutar comunión íntima y dulce con su Padre santo y con su Hijo.  Estúdiela diariamente, créala y póngala por obra y le mantendrá separado de la corrupción del pecado y apartado para hacer la voluntad de Dios con todos sus beneficios.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”  Romanos 12.1, 2