viernes, 16 de diciembre de 1994

El Salmo 23

El Glorioso Evangelio, Vol. 94, N’o. 12

Por Virgilio Crook

Lección Doce - Verso Cuatro

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”

Con este verso, comenzamos la otra mitad del Salmo 23.  Notamos un cambio muy marcado en este verso.  En los versos uno al tres, vimos a David hablando como una oveja hablaría a otra oveja, recalcando el cuidado de su pastor por ella.  David expresa esta confianza en muchos de los Salmos, tal como en el Salmo 18, por ejemplo.  “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.”  (versos 1 al 3) De aquí en adelante, vemos que la oveja está hablando directamente a su pastor.  Habla acerca de su cuidado para con ella, y la confianza que ella tiene en su pastor. “Aunque ande en valle.”  Los pastores en tiempo de la Biblia, tenían la costumbre de llevar las ovejas a los montes o lugares altos en tiempo del verano, muchos lo hacen así aún hoy día.  Las llevaban por los valles.  Aquí vemos la necesidad de la presencia del pastor más que nunca.  Tenemos un ejemplo de esta costumbre en Lucas 2.8; “Había pastores en la misma región (una región montañosa), que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.”  Aquí vemos a los pastores cuidando sus ovejas en las montañas cuando el Señor nació.  En este tiempo las ovejas son sacadas de los rebaños cerca de la casa del pastor y llevadas a los pastos lejanos en los montes.  Ahora el pastor está con sus ovejas día y noche, aún duerme afuera con ellas.  La primera mención de David en la Biblia le muestra justamente en esa actividad, cuidando las ovejas afuera.  “E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos?  Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.”  1º Samuel 16.10, 11  David estaba afuera en algún lugar cuidando las ovejas de su padre.  Dice David: “Aunque ande en valle;” no dice: “si por a caso, o si por alguna casualidad,” sino AUNQUE, implicando que era una cosa segura.
El pastor lleva las ovejas al pasto en los montes, por medio, o a través de los valles.  Las va a llevar a las montañas, es seguro, pero por los valles.  En nuestra vida cristiana, nos gustan las experiencias sobre la cima de la montaña.  Es una experiencia muy agradable donde el Señor nos bendice y todo va a nuestro favor, pero ¿cómo llegamos a la cumbre del monte?  ¡¡¡Por medio de los valles!!!  La senda a través de los valles es más fácil para las ovejas subir.  Se encuentran agua y pasto más abundantemente en los valles.  “Aunque ande en valle,” pues no nos quedamos en el valle, sólo pasamos a través del valle para poder llegar arriba.  Este verso es usado muchas veces para referirse a la muerte.  Se puede aplicar así, sin duda, pero dice “sombra” de muerte y no precisamente la muerte misma.  Sin duda nos habla de experiencias en la vida que son, en algún sentido peor que la muerte.  Cuando las ovejas pasan por los valles muy hondos, a veces no se ve el sol, sino sólo a medio día y así parece que están andando en una sombra.  Así es en nuestra vida, pues a veces la sombra de una prueba cubre la resplandeciente faz de nuestro Pastor, sin embargo, él está allí siempre.  ¡¡Gloria a Dios!!
Un buen pastor nunca lleva sus ovejas por una senda por la cual él no ha pasado.  Nuestro Pastor conoce bien la senda que conduce por el “valle de la sombra de la muerte,” pues él ha pasado por medio de ella.  “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.”  Isaías 53.3, 7, 8  “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”  Hebreos 2.18  “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”  Hebreos 4.15  Sí, nuestro Pastor conoce bien la senda del valle, habiendo pasado por ella en su vida aquí sobre la tierra.  “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos.” Salmo 139.3  Conoce nuestro camino porque él anduvo por él.  “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro.”  Job 23.10  El conoce los peligros en el camino, pero nos guía más allá de ellos y afuera del valle hasta la cumbre del monte.  “Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.”  1º Reyes 20.28  Note que él es Dios de los valles, tanto como Dios de los montes.  El estará con nosotros en la angustia, aunque puede ser que no nos libre de la angustia.  (Salmo 91.15)  Encontramos que su presencia es más dulce con nosotros en tiempo de angustia, en el valle de la sombra de la muerte.
David expresa su confianza por la presencia del Pastor con el; “No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”   ¡Qué confianza nos da la presencia del Pastor con nosotros!  ¿Tiene usted este conocimiento, mi amigo?  ¿Sabe usted en lo profundo de su corazón que el Gran Pastor estará con usted en toda circunstancia de la vida?  “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”  Juan 16.33  ¡Qué promesa!  El Señor nos asegura que tendremos aflicción en esta vida pero alabanza a Dios, él ha vencido al mundo y todo lo que hay en él y nos ha dado la victoria.
Mi estimado amigo creyente, no tenga miedo del valle, pues en él usted encontrará al Pastor, cuya presencia quitará el miedo.  Usted dirá con David: “no temeré mal alguno.”  Los valles tienden a darnos miedo, pero allí encontraremos la dulce presencia de nuestro amado Pastor, el Señor Jesucristo.  Moisés dijo al Señor: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.”  Éxodo 33.15  Esto nos muestra de nuevo la importancia de la presencia de nuestro Pastor en cuanto a nosotros sus ovejas.  Si pasamos por las aguas, no nos van a inundar, pues él estará con nosotros.  Si tenemos que pasar por el fuego, como los tres varones hebreos, él estará con nosotros.  Jesús dijo lo siguiente a sus discípulos al salir de este mundo: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”  Mateo 28.20  ¡Qué promesa alentadora!  ¿Usted cree esta promesa?  Si es así, entonces puede confiar y no temer mal alguno.

Si usted quiere ser un canal de bendición para otros, tiene que pasar por los valles.  El Espíritu Santo necesita canales para poder bendecir a la humanidad.  El agua corre a través de los valles.  Así que, sin la experiencia del valle en nuestra vida, el Espíritu Santo no tiene por donde fluir para bendecir a otros.  Son necesarios los valles, no sólo para alcanzar la cumbre, sino para llegar a ser canal de bendición para otro.

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