miércoles, 30 de abril de 2014

La Preciosa Fe

Tanto el oro, como la fe, se purifican por el fuego.  El calor del fuego no va a dañar su calidad, ni disminuir su tamaño haciéndola de menos valor; al contrario, la fe crece por medio de la prueba, y así aumenta en calidad y crece en tamaño para la gloria de Dios.  El oro puro tiene tanto valor aquí en la tierra por su utilidad en cosas naturales, ya sea para hacer, comprar, o negociar cosas de esta vida; pero la fe es para conseguir de Dios lo que necesitamos, ya sea para la vida espiritual, física o material.  Por esa razón, la fe es más preciosa que el oro; porque las bendiciones espirituales recibimos de Dios por fe y son eternas.

[Extracto de "Cuatro Cosas Preciosas" por Virgilio Crook]

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